Ecos de guerra en el Paraguay
Vicky Peláez
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13:23
26/10/2012
Columna semanal por Vicky Peláez
Como nada es más hermoso que conocer la verdad, nada es más vergonzoso
que aprobar la mentira y tomarla por la verdad (Marco Tulio Cicerón, 106 a.C.-
43 a.C.)
Aislado y presionado por la comunidad internacional después del golpe de Estado contra el presidente Fernando
Lugo, llamado “Golpe Express” o “Golpe Preventivo” llevado a cabo entre la
noche y la madrugada del 21 y 22 de junio pasado, el actual gobierno del
Paraguay está recurriendo a desesperados trucos maquiavélicos para denunciar a
sus vecinos argentinos, uruguayos y brasileños a quienes acusa de estar
preparando una supuesta “nueva Triple Alianza contra su país”.
Se refiere a la Guerra de la Triple Alianza llevada a cabo entre 1864 y 1870
cuando una coalición formada por Brasil, Uruguay y Argentina luchó contra el
Paraguay, perdiendo éste 169,174 kilómetros cuadrados y entre el 50 y 80 por
ciento de su población.
Igualmente el gobierno de Federico Franco señala a su otro vecino, Bolivia,
de supuestos preparativos para desatar una nueva “Guerra del Chaco”, en otra
alusión histórica al conflicto armado propiciado por la Standart Oil entre
Bolivia y Paraguay en 1932 en una zona inhóspita y despoblada del Chaco Borreal
paraguayo.
Aquella guerra, que terminó con la derrota de Bolivia en 1935, devastó a
ambos países llevando la muerte a 60.000 bolivianos y a 30.000 paraguayos. Lo
extraño de aquel trágico evento fue la competencia entre dos doctrinas y
escuelas militares europeas que atravesando miles de kilómetros de distancia
llegaron al otro extremo del mundo, el Sur de América Latina.
En su reciente libro “Aliados Olvidados”, el escritor ruso Serguey Brilev
cuenta como en 1924 el presidente del Paraguay, Dr. José Eligio Ayala organizó
la venida de 12 militares rusos del ex ejército zarista para reactivar y
modernizar el ejército nacional. Estos oficiales pertenecieron al Movimiento
Blanco encabezado por Denikin y Wrangel que fue derrotado en 1923 por el
Ejército Rojo dirigido por León Trotsky. Este grupo de ex militares rusos
liderados por el ex general y etnólogo Ivan Beliaev ayudó a sus otros 70
camaradas de armas asentarse en el Paraguay y dedicarse a la remodelación del
ejército nacional.
El ex general Ivan Beliaev se convirtió en el general Juan Beliaeff y fue
nombrado primero como Inspector General de la Artillería y posteriormente
durante la Guerra del Chaco se convirtió en el Jefe del Estado Mayor del
ejército nacional. También el gobierno del Paraguay concedió a los rusos el
sueldo de diputados y los exoneró durante 10 años de impuestos. Los militares
rusos al enterarse que el ejército boliviano estaba formado por el general
alemán Hans Kundt, que ocupaba el puesto del Jefe del Estado Mayor y entre 1932
y 1933 fue elevado al cargo de Comandante en Jefe, decidieron mostrar la
superioridad de la escuela militar rusa frente a la alemana. Lo lograron con un
ejército de 150.000 soldados paraguayos venciendo a 250.000 militares
bolivianos, perdiendo entre ambos 90.000 de sus ciudadanos.
El viento ya se llevó todas aquellas guerras al archivo de la historia pero
de tanto en tanto se las invoca para crear un ambiente belicoso en América
Latina, que está luchando por su integración y unión. Esto constituye un
irresponsable atentado contra su futuro cuyo único beneficiado sería el poder
globalizado de las transnacionales.
Ya el ex presidente del país Fernando Lugo dijo durante su reciente encuentro
con Cristina Fernández que los verdaderos miembros de la Nueva Triple Alianza
son la “oligarquía nacional, los miembros de los partidos tradicionales y las
multinacionales que operan en el país. Son los que propiciaron e hicieron el
golpe de Estado y son los que claman las bases norteamericanas en el
Paraguay”.
A su vez el ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, Juan Carlos
Aluralde calificó absurdas las declaraciones de la ministra de Defensa del
Paraguay, María Luz García de Arnold quien acusó a Bolivia de “estar generando
un conflicto armado” y que los paraguayos “tenemos que prepararnos para la
guerra, para vivir en paz”.
Con este pretexto el comandante de la Fuerzas Armadas guaraníes, el general
Felipe Benicio Melgarejo ha solicitado 560 millones de dólares adicionales para
los gastos militares y el diputado del Partido Colorado presentó en el Congreso
la moción de instalar una nueva base militar norteamericana en el Chaco.
Actualmente en el Chaco paraguayo ya existen dos bases norteamericanas. La
primera fue construida hace cuatro años en el Departamento de Boquerón en el
aeropuerto Mariscal Estigarriba con una de las pistas de aterrizaje más grande
en América Latina de 3.800 metros de longitud, esta puede recibir grandes
aviones como el B-52 y Galaxy.
Los comandos especiales norteamericanos e israelíes operan desde allí. La
segunda base pertenece a la Drug Enforcement Agency (DEA) y está ubicada en la
frontera con el Brasil en la ciudad de Pedro Juan Caballero, Departamento de
Amambay. Instalar más bases extranjeras significaría militarizar la región y
poner en un potencial peligro a Bolivia.
Pero estos problemas no les interesan a los golpistas. Están alarmados por el
crecimiento de la lucha de los campesinos que perdieron su tierra durante los
últimos 20 años del neoliberalismo en el Paraguay. Precisamente con este
pretexto crearon un Consejo Nacional de Seguridad de Estado y aprobaron la Ley
del “Soldado Profesional” promoviendo el regreso de los jóvenes que cumplieron
con su servicio militar obligatorio a los cuarteles.
Dicen que necesitan reforzar sus fuerzas militares para combatir al enemigo
interno y externo. Un supuesto Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) que opera en
el Chaco y que está compuesto entre 10 a 20 personas representa al supuesto
enemigo interno.
De acuerdo a la autora del libro “Los Años del Cóndor”, Stella Calloni, “el
asunto del supuesto EPP es una burla. Ninguna guerrilla puede maniobrar en un
territorio tan chico y minado de presencia militar y super intervenido por
paramilitares a las órdenes de capataces sojeros y por la propia oficialidad
paraguaya que está rastrillando hasta el último confín”.Es un territorio también
hostil por el narcotráfico y el crimen organizado.
Según el recién publicado libro de Oliver Villar y Drew Cottle, “Cocaine,
Death Squads and the War on Terror”, “al comienzo de los años 1970 Paraguay se
había convertido en un centro vital del cartel francés la “Mafia de Córcega” de
la famosa “Conexión Francesa”. La heroína fue transportada de Turquía a la
ciudad de Marcella y de allí trasladada a los Estados Unidos vía Paraguay.
Dicen los autores del libro que “posteriormente la CIA usó la misma ruta que
pasaba por el Chaco paraguayo para el transporte de la heroína asiática”.
Posteriormente, además de heroína, apareció cocaína en la zona silvestre y
áspera del Chaco donde existen no menos de 900 pistas de aterrizaje
clandestinos. Se cree además que un 50 por ciento de los químicos para elaborar
cocaína entran a Bolivia por el Paraguay.
Dadas estas condiciones sobre la existencia de una guerrilla en la zona es
pura fantasía para un cerebro lógico pero no para un gobierno golpista que busca
cualquier pretexto para justificar su existencia. Para tapar su corrupción e
incapacidad de enfrentar el narcotráfico desvía su discurso político hacia la
ideología eligiendo a Hugo Chávez y Evo Morales como sus enemigos
principales.
Diariamente los medios de comunicación al servicio del gobierno denuncian los
intentos del “peligroso marxista” y un “Galtieri boliviano” Evo Morales (en
referencia al ex presidente Galtieri argentino que inició la guerra de las
Malvinas en 1982) de estar preparándose para una eventual guerra contra el
Paraguay. También están alertando a la población contra una batalla ideológica
que ha emprendido el “gorila bolivariano”, “déspota caribeño” y el “tirano
marxista” Hugo Chávez para subvertir la paz en el país y llevarlo a la hegemonía
bolivariana.
Mientras tanto están silenciando el hecho que las transnacionales como
Monsanto, la canadiense RíoTinto Alcay y la norteamericana Cargill estén
apoderándose del país y sus riquezas nacionales, especialmente su tierra
productiva y su energía hidroeléctrica, haciendo en el Paraguay lo que no
pudieron hacer en Bolivia, Venezuela y el Ecuador – su enclave.
Desesperados por su aislamiento internacional y por la caída de su comercio
exterior, pues hasta ahora sólo el Vaticano y Taiwán reconocieron al gobierno de
Federico Franco, los golpistas recientemente acusaron al gobierno español de
Mariano Rajoy de convertir su país en una “madrastra” del Paraguay al expresar
por el medio de su Secretario de Estado para la Cooperación Internacional Jesús
García un mensaje al presidente Franco que su presencia en la Cumbre
Iberoamericana en Cádiz, España no es bienvenida por una buena parte de los
países asistentes.
Tampoco Federico Franco convencer al Brasil de reincorporar Paraguay al
Mercosur antes de las elecciones presidenciales que se celebrarán en el abril
próximo, esto a pesar de ciertas insinuaciones positivas en este sentido del
ministro de Relaciones Exteriores del Brasil, Antonio Patria.
La voluntad de los pueblos del Mercosur y de la Unasur es contraria a esta
iniciativa. Lo mejor que puede hacer en este tiempo el gobierno de Paraguay es
investigar cómo se incrementó tan rápido la fortuna de su presidente Federico
Franco en 645,244 dólares que ni él mismo puede explicar.
A todos les llega su turno para pagar las malas acciones, y por una lógica de
la vida, alguna vez le tocará su turno al ejecutor de aquel “Golpe de Estado
Express” que le arrancó al Paraguay la esperanza de un futuro que estaba
construyendo Fernando Lugo.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
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