Fobaproa, la deuda que los Millennials pagarán hasta morir
Los jóvenes que hoy tienen entre 18 y 35 años son herederos de una deuda cuya historia probablemente desconocen, pero que a través de sus impuestos pagarán toda su vida e incluso heredarán a sus hijos. Los mexicanos llevan 18 años pagando el Fobaproa, una deuda que hasta diciembre de 2016 ascendía a casi 900 mil millones de pesos.
Los Millennials nacieron con deuda bajo el brazo.
Los jóvenes que hoy tienen entre 18 y 35 años son herederos de una deuda cuya historia probablemente desconocen, pero que a través de sus impuestos pagarán toda su vida e incluso heredarán a sus hijos.
¿Te suena la palabra Fobaproa?
Hace tiempo que la prensa relegó de sus titulares y los ciudadanos de su memoria una deuda por la que -tan sólo de intereses- se pagarán 35,850 millones de pesos con recursos públicos durante 2017, un monto superior a la suma del presupuesto total para el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y las secretarías de Turismo y Energía.
Así, sin bombo ni platillo, el bolsillo de los mexicanos lleva 18 años cargando con una deuda que hasta diciembre de 2016 ascendía a casi 900 mil millones de pesos.
¿Qué es el Fobaproa?
Desde la privatización de la banca en 1991 y 1992 instituciones como Banamex, Bancomer y Banorte -entre otros- comenzaron a otorgar créditos de forma desmedida y sin controles rigurosos.
Cuando estalló la crisis de 1995 las tasas de interés se dispararon a más de 100% y volvieron impagables los créditos hipotecarios y de consumo, los índices de morosidad se catapultaron provocando una insolvencia que dejó a la banca al borde de la quiebra.
Guillermo Ortíz Martínez, secretario de Hacienda y Crédito Público; 29 de diciembre de 1994 - 5 de enero de 1998
Entonces, el gobierno federal acudió al rescate de los banqueros y los ahorradores con recursos públicos: compró la cartera vencida de los bancos a través de pagarés del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa).
Dicho de manera simplificada, el gobierno compró a los bancos su cartera vencida por 100 pesos, recuperó 10 y los restantes 90 los pagó con cargo al erario público, es decir, a los contribuyentes.
Para rescatar a los bancos y a los ahorradores con esta y otras acciones, el Fobaproa emitió deuda por un total de 552 mil millones de pesos a 1998, que equivalían a 60 mil millones de dólares. Para ese entonces el monto ya era cinco veces superior a lo que el gobierno obtuvo por privatizar a 18 bancos.
Los nietos del Fobaproa
El Fobaproa se asumió como deuda pública a partir de 1999, ese año se estimó que las obligaciones se pagarían en 30 años, pero un cálculo hecho por los economistas Fausto Hernández y Marcos Avalos en 2006 pronosticó que serían 70 años -asumiendo que el país tuviera un crecimiento económico anual de 4%-.
Ernesto Zedillo, presidente de México, 1994-2000.
Pero el crecimiento promedio del PIB mexicano en la última década ha sido de tan sólo 2.3%, por ello el pronóstico de los economistas está desfasado y la deuda podría tardar en pagarse muchos años más.
Los jóvenes que actualmente tienen entre 22 y 23 años son netamente hijos del Fobaproa, pues nacieron durante la crisis financiera de 1994 y 1995 que desató la deuda que comenzaron a pagar sus padres.
Si se toma como referencia la fecha propuesta por los economistas para que haya una disminución considerable de la deuda, los hijos del Fobaproa tendrán 82 años en 2076, pero probablemente no llegarán vivos a esa fecha ya que la esperanza de vida de los mexicanos es de 75 años.
Así que la deuda la heredarán también a sus hijos, es decir, a los nietos de quienes perdieron su dinero o su casa durante la crisis del 95. Para ese entonces, las decisiones tomadas durante el gobierno de Ernesto Zedillo habrán impactado a tres generaciones.
Y el Fobaproa va en ascenso. Tan sólo los intereses y comisiones de la deuda se triplicaron en los últimos tres años, pasaron de 10,950 millones de pesos en el presupuesto de 2015 a 35,850 millones para el ejercicio fiscal del año en curso.
Actualmente, el Fobaproa es administrado por el Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB)
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