Tragedia nigeriana: No solo Boko Haram
Escrito por
Arnaldo Musa/Especial para CubaSí
Recientes reportes dan cuenta de la multiplicación de acciones
armadas del grupo Boko Haram en el norte de Nigeria, nación en la que
desarrolla sus principales acciones.
Recientes reportes dan cuenta de la multiplicación de acciones
armadas del grupo Boko Haram en el norte de Nigeria, nación en la que
desarrolla sus principales acciones y donde el ejército ha resultado
inoperante en los casi cuatro años del grupo sindicado como terrorista y
que nació en similares condiciones al Estado Islámico.
Lo distinto entre ambas facciones es que si el EI anda hoy golpeado y
en retirada, gracias al Ejército sirio y la ayuda solidaria rusa, este
anda en popa y viento en vela, con la particularidad de que, en ambos
casos, la creación provino de Occidente, con el respectivo fin de
contribuir al cerco y eliminar la influencia de Rusia en la región del
Medio Oriente y hacer lo mismo con China en la del Golfo de Guinea.
Los imperialistas, antes colonizadores, hoy neocolonialistas,
aprovecharon en Nigeria el remanente dejado por una virtual historia
común africana de pueblos separados por límites impuestos y con
enemistades exacerbadas gracias al fanatismo y la ignorancia.
En Nigeria se ha empleado en grado sumo la utilización del islamismo
extremo y ajeno a la realidad, para controlar mejor al primer país
productor de petróleo en África y sexto mundial, con una producción de
2,5 millones de barriles por día. El anterior gobierno nigeriano, sin
consultar a sus principales explotadores, cedió algunos pocos pozos de
petróleo a China, competencia juzgada insoportable para Estados Unidos,
Francia e Inglaterra, que bombean el petróleo nigeriano sin
preocupaciones desde hace cinco décadas y media.
Por su parte, las petromonarquías árabes están trastornadas ante una
Nigeria demasiado potente, que puede dejar de someterse al dictado de
Arabia Saudita en el mercado de petróleo y gas, en parecido soberano a
Irán y Venezuela.
O sea, lo que no pudieron hacer con el EI, lo están realizando con
Boko Haram, con el fin de oponerse a China, arruinar a la primera
potencia económica africana que es Nigeria y dividirla en dos, como
hicieron en Sudán.
Es tal la ineptitud interna y externa para combatir a Boko Haram, que
su nombre surge primero que el país donde tiene ahora su principal
base, Nigeria.
Se obvia que esta nación africana de más de 180 millones de
habitantes tiene a mucho más de la mitad de la población sumida en la
miseria, sin acceso a fuentes energéticas; que tala locamente sus
bosques en busca de estas y es proclive a fatalidades cuando trata de
obtener un poco de petróleo de alguna cañería rota accidentalmente, con
miles de muertos y mutilados cada año, en su inmensa mayoría mujeres y
niños.
La colusión contra el pueblo nigeriano, y de paso China, goza de una
amplia cobertura mediática, para presentar a Boko Haram como la
organización de unos locos que tratan de construir un califato en una
parte de Nigeria y luego someter al país a lo más extremo de la ley
islámica, la Sharia, con acciones difundidas a enorme velocidad, la
misma que se utiliza para criticar a las autoridades nigerianas, con el
fin de demostrar la necesidad imperiosa de la ayuda occidental.
Pero esta prensa guarda silencio sobre los orígenes del
financiamiento y de las armas pesadas entregados a Boko Haram para
sembrar la muerte en Nigeria, y sí dedican amplios espacios para las
muertes extrajudiciales y la represión del ejército local contra
diversos pueblos que integran esa nación.
Es tal la tragedia que vive el pueblo nigeriano, que su historia,
ligada a la del resto del continente, necesitaría un espacio
extremadamente amplio para describirla, aunque algo menor para señalar
la base principal del entuerto creado con el fin de concretar la
expulsión de China, que siempre ofrece mejores condiciones de inversión.
Nadie de la gran prensa publica, como sí difundió Wikileaks, que la
Embajada de Estados Unidos en Abuja, la capital nigeriana, es la
coordinadora de las acciones de desestabilización, frente a la
redefinición de los equilibrios geoestratégicos impuestos por la
penetración de China en África.
Y es que Boko Haram, al igual que Séléka en la República
Centroafricana, ha pasado a ser un arma temible para preservar el
control de las multinacionales occidentales sobre las materias primas y
la instalación de Africom, el mando militar estadounidense.
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