Astillero
Ricardo Anaya, otro Salinas
Diego y CSG, a apuntalarlo
Meade: agenda contraproducente
Marco Antonio y el Sector Hormiga
Diego y CSG, a apuntalarlo
Meade: agenda contraproducente
Marco Antonio y el Sector Hormiga
Julio Hernández López
ANALIZAN EL PROCESO ELECTORAL. Miguel Ángel Osorio Chong, ex titular de
la Secretaría de Gobernación, y José Antonio Meade Kuribreña, candidato
de PRI, PVEM y Nueva Alianza a la Presidencia de la República, se
reunieron ayer en la ciudad de Pachuca, Hidalgo. Según el tricolor, dialogaron sobre la contienda electoral
Carlos Salinas de
Gortari y Diego Fernández de Cevallos decidieron salir al escenario
mediático casi al mismo tiempo. El primero, mediante un artículo
publicado el jueves 25 en el diario español El País, bajo el título
En ambos casos hay una dedicatoria adversa a Andrés Manuel López
Obrador. Salinas, sin mencionar al tabasqueño, como no mencionó a
aspirante presidencial alguno, pero con una elaboración interrogativa
que en dado caso embona con los posicionamientos de José Antonio Meade y
de Ricardo Anaya y, en contrapartida, coloca al tricandidato moreno en
el lado oscuro de la argumentación. Fernández de Cevallos sí fue
directamente contra López Obrador, sin ahorrar adjetivos ni hígado.Algunas preguntas para los electores(https://goo.gl/RvxyRX); el segundo, en una entrevista con Álvaro Delgado, en la revista Proceso, titulada
Diego: es la hora de hablar, la cual se realizó el pasado miércoles 24 y comenzó a circular en su edición de la semana en curso.
Más allá de la coincidencia de calendario (que tampoco es un dato menor), Salinas y Fernández de Cevallos han saltado al foro para apuntalar la campaña de Ricardo Anaya Cortés, el joven panista cuyas características le hacen ver como un nuevo Salinas, en términos de ambición y perversidad políticas. La identificación del Salinas original con su clon panista podría inclinar a otras fuerzas de poder político y económico a apoyar abiertamente a Anaya Cortés como única posibilidad de simular una derrota del PRI (aspiración muy generalizada en buena parte de la sociedad mexicana, una suerte de venganza contra una marca específica) mediante la conversión del joven Anaya en una apuesta antisistema.
Mediante 20 preguntas, Salinas de Gortari plantea, por ejemplo:
¿Continuarán algunos de los aspirantes atados al localismo y al simplismo, o asumirán finalmente que a lo largo de su historia y por su ubicación geográfica en México la política siempre ha sido y seguirá siendo geopolítica?; ¿Quién de los precandidatos mexicanos tiene idea de cómo actuar en los centros regionales estratégicos de poder, como son los distritos de la Reserva Federal en Nueva York, Atlanta, Chicago, Dallas-Houston, San Francisco?”;
¿Seguirá el debate electoral anclado como desde hace 30 años al falso dilema neoliberalismo-populismo?;
¿Continuarán las políticas sociales que sólo promueven la dependencia en la ayuda oficial?; ¿O promoverán más clientelismo dependiente de la mano personal, exclusiva y directa de los profetas de las soluciones sin esfuerzo?;
¿Democracia de un solo dirigente?; ¿Plebiscitaria, propiedad del líder populista?; ¿O participativa tanto como representativa?
La predisposición del análisis salinista hacia las opciones del PRI y del PAN salta a la vista. Son preguntas de un examen pensado para que Meade y Anaya se lleven estrellitas en la frente. Pero la suerte política de los dos alumnos destacados no es la misma. Meade ha sido empujado desde Los Pinos para envolverse diariamente en las peores prendas del priísmo que supuestamente le sería no sólo lejano, sino incluso indeseado. Cada acto de Meade parece pensado para irle bajando puntos y propiciar que Ricardo Anaya se coloque en el segundo lugar explícito de la contienda.
A Meade lo han programado no para que desarrolle y aproveche las prendas que le llevaron a ser candidato del PRI: su condición ciudadana,
el no ser priísta, el presumir de una honestidad específica en lo
personal. Por el contrario, se le agenda diariamente para que sea visto
entregándose al priísmo, a los gobernadores y ex gobernadores corruptos,
haciendo propuestas que le muestran falso y manejado, pues el contexto,
la historia y los acompañantes contradicen escandalosamente las
presuntas buenas intenciones de quien fue cinco veces secretario de
Estado.
Urgente es, en ese contexto, colocar a un candidato viable para
concentrar en él todas las fuerzas que desean impedir que llegue López
Obrador a Palacio Nacional. Si los empeños siguen dividiéndose en dos,
Meade y Anaya, Morena tendrá un camino más transitable. Para ello es el
salto de Salinas y Diego (éste, colmando de elogios a Anaya:
inteligente, trabajador, culto, valiente, sólo reprochándole que no sea
tan incluyente a la hora de imponer sus decisiones), con Santiago Creel
(operador del grupo de Fernández de Cevallos) como consejero
principalísimo del nuevo Salinas, Ricardo Anaya Cortés.
Indignación y movilización provocó entre los capitalinos el caso del
joven Marco Antonio Sánchez Flores, quien desapareció el pasado martes,
luego de haber sido detenido, esposado y golpeado por policías del
Gobierno de Ciudad de México en una estación del Metrobús, en la
delegación Azcapotzalco. De 17 años, cinta negra de karate, estudiante
de la preparatoria ocho de la UNAM y con intereses en la fotografía, la
poesía y el arte en general, Marco Antonio se topó con la realidad del
Sector Hormiga de la Secretaría de Seguridad Pública y con la realidad
en general de la administración mancerista.
Según lo relatado por el amigo que acompañaba a Marco Antonio, uno de
los policías agresores ya había extorsionado a jóvenes estudiantes de
esa zona, en un patrón de conducta reiterado (https://goo.gl/rf6d8y).
Anoche, luego de difundirse que el estudiante Sánchez había sido visto
en mal estado en Tlalnepantla, estado de México, Miguel Ángel Mancera
daría una conferencia de prensa, a una hora en que esta columna ya había
sido entregada.
Astillas
Tal como se preveía a partir de los entrenamientos
previos, el ex futbolista Cuauhtémoc Blanco Bravo ha sido designado por
el director técnico, Andrés Manuel López Obrador, como delantero de la
formación que en Morelos se enfrentará al marrullero cuadro dirigido por
Graco Ramírez, quien busca presentar en similar condición delantera a
su hijo adoptivo, Rodrigo Gayosso. De ganar el campeonato morelense, el
autor de la cuauhtemiña quedará bien colocado para que su real
manejador, José Manuel Sanz, vaya pensando en el pase a otros equipos y
futuras contrataciones redituables… ¡Hasta mañana!
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