El líder insurgente envía carta al escritor Juan Villoro
Subcomandante Galeano: el mundo va a colapsar y acarreará muchas desgracias
Elio Henríquez
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 1º de marzo de 2016,
San Cristóbal de las Casas, Chis.
Las y los zapatistas no creemos que el mundo se vaya a acabar, pero sí que el que conocemos actualmente se va a colapsar y que su implosión va a acarrear multitud de desgracias humanas y naturales, afirmó el subcomandante Galeano (antes Marcos).
Sobre si esa implosión ya está en marcha o está por definirse su duración y término, se puede debatir, argumentar, cuestionar, afirmar o negar, pero hasta donde sabemos no hay quien se atreva a negarla, y todos allá arriba aceptan que la máquina está fallando y ensayan una y mil soluciones, siempre dentro de la lógica de la máquina, agregó.
En una carta dirigida al escritor Juan Villoro Ruiz, a quien se refiere como hermano, titulada Las artes, las ciencias, los pueblos originarios y los sótanos del mundo, el líder insurgente manifestó que hay quien quiere romper con esa lógica, y aseveró: la humanidad es posible sin la máquina.
Sin embargo, abundó, como lo que somos, no nos preocupa tanto la tormenta, ya que después de todo han sido siglos de tormenta para los pueblos originarios y los desposeídos de México y del mundo, y si algo se aprende abajo es a vivir en condiciones adversas. La vida entonces, y en contados casos la muerte, es una lucha continua, una batalla librada en todos los rincones de los calendarios y geografías. Y no hablo aquí de las mundiales, sino de las personales.
Planteó que como se puede concluir en una lectura atenta de nuestra palabra, el nuestro es un mensaje que va más allá de la tormenta y sus dolores.
Posible, algo mejor
Sostuvo que la creencia de las y los zapatistas es que la posibilidad de un mundo mejor (no perfecto ni acabado, dejemos eso para los dogmas religiosos y políticos) está fuera de la máquina y su posibilidad se sostiene en un trípode.
O más bien, remarcó, en la interrelación entre tres columnas que han pervivido y perseverado, con sus altibajos, sus pequeñas victorias y sus grandes derrotas, a lo largo de la breve historia del mundo: las artes (exceptuando de estas últimas a la literatura), las ciencias y los pueblos originarios con los sótanos de la humanidad.
El subcomandante insurgente precisó: “he puesto ‘las artes’ porque son ellas (y no la política)” las que “cavan en lo más profundo del ser humano y rescatan su esencia. Como si el mundo siguiera siendo el mismo, pero con ellas y por ellas pudiéramos encontrar la posibilidad humana entre tantos engranajes, tuercas y resortes rechinando con mal humor. A diferencia de la política, el arte entonces no trata de reajustar o arreglar la máquina. Hace, en cambio, algo más subversivo e inquietante: muestra la posibilidad de otro mundo.
“Las ciencias –afirmó–, porque tienen la posibilidad de reconstruir sobre la catástrofe que ya ‘opera’ en todo el territorio mundial. Y no hablo de ‘reconstruir’ en el sentido de retomar lo caído y armarlo de nuevo, a imagen y semejanza de su versión antes de la desgracia. Hablo de ‘rehacer’, ‘hacer de nuevo’. Y los conocimientos científicos pueden entonces reorientar la desesperación y darle su sentido real, es decir, ‘dejar de esperar’. Y quien deja de esperar, podría empezar a actuar.”
Aseguró que “la política, la economía y la religión dividen, parcelan, parten.
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