jueves, 9 de febrero de 2012

DENUNCIEMOS LA PEDERASTIA, NO LO OLVIDEMOS. Obispos deberían responsabilizarse de la pederastia de curas: Vaticano


Costaron a la Iglesia 2 mil millones de dólares cerca de mil casos transmitidos desde EU

Obispos deberían responsabilizarse de la pederastia de curas: Vaticano
Al gasto en indemnizaciones, investigaciones, juicios y tratamientos de víctimas, se suman “costes” que no se miden financieramente como el descrédito a la institución, entre otros


El prelado Stephen Rossetti (derecha), sicólogo que dirigió durante una década en Estados Unidos un centro de tratamiento para sacerdotes abusadores, escucha al fiscal del Vaticano, monseñor Charles Scicluna durante la conferencia de prensa del miércoles en RomaFoto Ap
Afp

Periódico La Jornada
Jueves 9 de febrero de 2012, p. 37
Ciudad del Vaticano, 8 de febrero. El fiscal del Vaticano pidió este miércoles en el simposio de Roma que los obispos sean considerados responsables de la conducta de los curas bajo su autoridad en los casos de pederastia que, según dos expertos, costaron a la Iglesia más de 2 mil millones de dólares.

Según los estadunidenses Michael J. Bemi y Patricia Neal, los costos financieros directos para la Iglesia superan “más de 2 mil millones de dólares” en indemnizaciones, investigaciones, juicios y tratamientos de las víctimas.

A éstos se suman costos “que no se pueden comparar” con los financieros, dijeron, empezando por “la pérdida de inocencia de los niños y los adultos vulnerables”. También hay “miles de buenos obispos y religiosos quemados por el descrédito”, que a menudo les ha conducido a “la depresión, el agotamiento”, aunque esta crisis también permite “la construcción de comunidades más sanas”.

El fiscal del Papa, monseñor Charles Scicluna, subrayó la responsabilidad central de los cerca de 5 mil obispos en todo el mundo y reconoció la “cultura del silencio” que sigue vigente en parte de la Iglesia.

La grave “negligencia” o la “maligna intención” de un obispo frente a un caso de pederastia es “un crimen” en términos de derecho canónico, insistió.

Al responder a las recurrentes preguntas sobre la ausencia de sanciones automáticas contra los obispos que cubren a los sacerdotes pederastas, el prelado maltés indicó que sólo el Papa, quien los ha nombrado, podía castigarlos.

Otro problema es el de la obligación del obispo –aplicada en algunos países occidentales– de denunciar los casos de pederastia a la policía y a la fiscalía.
Unos 4 mil casos de abusos sexuales perpetrados en las décadas recientes por obispos y por laicos que trabajaban en instituciones de la Iglesia han sido comunicados a sus servicios a lo largo de los 10 últimos años. Cerca de mil de los casos han sido transmitidos en 2010 y 2011, principalmente desde Europa.

Monseñor Scicluna insistió en lo “inadecuado de una respuesta puramente jerárquica y eclesiástica” a los casos de pederastia y consideró que los obispos debían recurrir a los sicólogos para tener una respuesta adecuada.

En un discurso muy esperado ante representantes de 110 conferencias episcopales y de 33 órdenes religiosas, reunidos en la universidad gregoriana, el prelado preconizó el respeto de las reglas, dictadas por Juan Pablo II, y luego por Benedicto XVI.

“Que la ley (de la Iglesia) sea clara no basta para que la paz y el orden reinen en la comunidad”, apuntó en alusión a las numerosas crisis en las Iglesias occidentales.

El pasado mes de mayo se concedió un año de plazo a todos los episcopados para poner sus dispositivos de lucha contra la pederastia en conformidad con las exigencias de Roma y colaborar con la justicia civil.

Pero la toma de conciencia de lo que conviene hacer, ahora fuerte entre el clero de Occidente, sobre todo en términos de formación y de prevención, es mucho menos evidente en otras comunidades católicas.

En Brasil, donde la pederastia es “más tolerada culturalmente” que en los países occidentales, según el padre Edenio Valle, sicólogo que asesora a la Conferencia Nacional de los Obispos Brasileños, las autoridades católicas “no tienen ni idea” –dice– de lo que deben hacer ante los abusos sexuales de sacerdotes contra niños.

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