Guerra en la Montaña
Abel Barrera Hernández
Los 200 millones que maneja
el municipio de Chilapa son insuficientes para el presidente Jesús
Parra García, quien se religió ante la falta de contendientes en un
bastión estratégico del PRI, que aún mantiene el control de las 150
comunidades nahuas que no han podido desmontar la estructura caciquil
imperante en el estado. A pesar de que el municipio está a 65 kilómetros
de la capital, las comunidades no cuentan con servicios de salud,
medicamentos, agua potable, drenaje y escuelas. Un lugar donde las
maestras, enfermeras y médicos han optado por dejar su centro de trabajo
ante el temor de ser levantados.
La incursión de civiles armados en la cabecera municipal entre el 9 y
el 14 de mayo de 2015 fue una declaración de guerra entre dos grupos
delincuenciales que han impuesto su ley con levantones y asesinatos. En
esa fecha, mujeres y hombres mayores, armados con palos, tomaron la
ciudad y se posesionaron de la comandancia municipal, utilizando
camionetas para patrullar la ciudad. Nada ni nadie los detuvo, a pesar
de la presencia del Ejército y de las policías federal y estatal.
Argumentaron que iban a detener a los responsables de la desaparición de
sus compañeros. Llegaron para disputar al grupo de-lincuencial Los
Rojos el control de la ciudad. No se dio el enfrentamiento, pero sí
levantaron por lo menos a 16 personas, de acuerdo con carpetas de
investigación interpuestas por familiares de las víctimas ante la
fiscalía del estado.
Ochos días antes, un comando armado acribilló en Atzacualoya, a
Ulises Fabián Quiroz, candidato del PRI a la alcaldía de Chilapa. De
2014 a 2017 se registraron 25 homicidios de funcionarios, precandidatas,
candidatos, regidores y ex alcaldes del PRI y PRD. En 2017 asesinaron a
la ex aspirante del PRI a diputada local en el distrito 25 Dulce
Nallely Rebaja Pedro. También fue asesinada Antonia Jaimes Moctezuma,
candidata a diputada local por el PRD. El 13 de octubre de 2017 mataron
al ex alcalde de Zitlala Francisco Tecuchillo Neri. El 14 de octubre fue
acribillado el dirigente social e integrante de la Coordinadora Estatal
del Movimiento ProAMLO Ranferi Hernández Acevedo. En este ataque
también perdieron la vida su esposa, su suegra y el chofer. Aparecieron
calcinados al interior de su vehículo, en el tramo carretero que va de
Chilapa a Ahuacoatzingo.
Además de la violencia que ha escalado en esta región por los
asesinatos, desapariciones y desplazamientos forzados, la disputa
territorial se ha extendido en núcleos agrarios y las comunidades
indígenas de los municipios de Chilapa, José Joaquín de Herrera y
Zitlala. Es una batalla que ha costado muchas vidas. El grave problema
es la infiltración de los grupos delincuenciales en el gobierno
municipal, las comisarías y los comisariados comunales.
El pasado 27 de enero se agudizó la violencia en Rincón de Chiautla y
Zacapexco, cuando Los Ardillos intentaron tomar las comunidades y se
suscitaron tres enfrentamientos con saldo de 20 muertos. Esta situación
ha colocado en alerta roja a las 20 comunidades que pertenecen a la
Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias de los Pueblos
Fundadores (CRAC-PF).
Pobladores han pedido a autoridades federales y estatales medidas
efectivas para evitar la arremetida, han difundido videos sobre su
situación de extrema precariedad y vulnerabilidad, con niños y mujeres
dispuestos a defender con palos su vida y su territorio. A pesar de que
se instaló un retén del Ejército en Paraíso de Tepila, el pasado 4 de
mayo, en el libramiento de Chilapa, Los Ardillos asesinaron a José Lucio
Bartolo y Modesto Verales, integrantes del Consejo Indígena y Popular
de Guerrero-Emiliano Zapata (CIPOG-EZ). El 24 de mayo fueron ejecutados y
desmembrados el comandante regional de la CRAC-PF Bertoldo Morales y el
policía comunitario Isaías Xantenco, levantados un día antes, a la
altura de la comunidad de El Jagüey.
Ante la violencia imparable, más que visitas de las autoridades del
estado y apoyos para las familias, las comunidades reclaman justicia.
Que cese la violencia, pero sobre todo, que se desmantelen a las
organizaciones criminales que se han enquistado dentro de las
estructuras gubernamentales. Las comunidades afectadas no sólo son
Rincón de Chiautla y Zacapexco, son más de 20 las poblaciones adheridas a
la CRAC-PF que enfrentan la embestida delincuencial.
Este sábado el presidente municipal de Chilapa visitó, con gran
despliegue de militares, policías federales y estatales, la comunidad de
Chiautla. Las familias confiaron en que su presencia era para
brindarles protección. Su sorpresa, desconcierto y enojo fue cuando
escucharon su solicitud, para que las autoridades comunitarias
entregaran a las personas detenidas, que son señaladas como parte de los
responsables que levantaron a sus compañeros, y que son miembros de paz
y justicia vinculados con el grupo de Los Ardillos. Para las
comunidades agraviadas, la postura del presidente municipal pone en
entredicho la imparcialidad y aumenta la sospecha de que su gobierno
responde a intereses delincuenciales. Las autoridades en lugar de
investigar y dar con los responsables, se preocupan más bien por
rescatar a los detenidos. En la Montaña estamos lejos de que pare la
guerra, sobre todo cuando las autoridades atizan la violencia.
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