Desprecio por la muerte. Desprecio por la vida
José Cueli
El desprecio por la muerte y
por la vida se vuelve algo que acompaña a los mexicanos en la
actualidad. Conjunción de lo necesario y lo imposible, origen sin
origen, constante diferir, presencia siempre reconstruida, silogismo
freudiano (yo no lo tengo, yo no soy), irrepresentabilidad, simulacro,
repetición o represión –originaria–, teatralidad sin referencia
imposible sine qua non de un pensamiento trágico. Pensamiento
trágico que inmortaliza, perpetúa, eterniza; figura que apela a leyes no
escritas, es el más allá inaccesible del lenguaje, o su horizonte
(Currás).
Encarnar de lo trágico sentenciado, silenciadamente, que hay en el
lenguaje o, lo que viene a ser lo mismo, que más allá de la muerte hay
un deseo de muerte –el deseo de volver al origen del lenguaje–, al más
allá del principio del placer, a la muerte de entre dos muertes.La muerte que, como dijo Malraux:
Lo qué hay de terrible en la muerte es que transforma la vida en destino y hay que evitar hablar; mientras Durand, que vindica los entierros de los vikingos que enviaban los muertos al mar en sus barcos a congraciarse con los dioses del océano, enuncia:
El desprecio por la muerte es el desprecio por la vida. Muerte que Bataille encuentra en la cueva de Lascaux abrazada de la
pequeña muerteindisociable del erotismo; siendo él mismo quien denuncia la temida traición de la palabra, que está inscrita en la articulación original de la misma.
Por tanto, el sicoanálisis, como escritura, da testimonio de la obra
de Freud. Apunta a que todo está por hacerse en cuanto a la comprensión
de lo síquico, y a la vez que es escritura en la que algo se está
haciendo, que es revisable, que permite desandar el camino y dejar
senderos abiertos por explorar. Escritura que descifrándose nos conduce
al nudo-sueño, al ombligo incognoscible, inescrutable, aposento del no
sentido, lugar donde se entrecruzan los hilos.
Análisis del inconsciente que permite una verbalización de la
escritura interna. Este análisis llamado deconstrucción –Derrida–, evoca
un modo de filosofar, un estilo de pensamiento político, una forma de
crítica literaria. La deconstrucción invierte la oposición clásica de
causa-efecto.
Así, la consecuencia temporal de los fenómenos no es entendible como
un antes y un después, sino en forma análoga con la construcción que del
aparato síquico hace Freud: estratificación de planos de inscripción de
una huella mnémica que abre paso a la escritura síquica y de ahí a la
posibilidad de ser en el mundo.
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