Educación pública en Argentina: los docentes piden ser escuchados
©
Sputnik / Francisco Lucotti
Presupuestos
en caída, inicio de clases en suspenso por paro y precarización
laboral. En Argentina, en plena discusión entre los gremios y el Estado,
los maestros y profesores demandan solidaridad y comprensión por el rol
fundamental que ejercen en la sociedad y en el futuro de los niños.
Son
las 8.30 de la mañana y en los pasillos y aulas aún no se escuchan las
voces de los pequeños en la Escuela Primaria Número 9 'San Miguel
Arcángel' de Los Polvorines, una ciudad ubicada a más de 30 km de la
capital argentina.
Las maestras se preparan para el inicio de las clases: algunas realizan inventarios, otras recortan en papel las letras que van pegando en una pancarta con la que les darán la bienvenida que será pronto, aunque todavía no está del todo claro cuándo.
Los docentes ven que el tratamiento mediático termina centrándose entre la disputa por quién tiene la culpa de que los chicos no estén recibiendo la educación en tiempo y forma, en lugar de plantear la discusión de fondo: la inversión estatal en la educación pública como prioridad y el valor del trabajo de quienes forman a las nuevas generaciones.
En el país, hay unos 250.000 maestros que cobran el salario mínimo docente inicial, que fue elevado en una negociación
entre sindicatos y ministerio de Educación a 15.000 pesos (376
dólares), una cifra exigua en relación al costo de vida y a sus tareas.
"Las aulas son numerosas y los niños no son los de antes, que se quedaban quietos, tienen muy poca atención y muchas veces vienen sin hábitos de ningún tipo, lamentablemente, entonces en la escuela adquieren todo. No solo aprenden matemática y lengua, también tienen que aprender cuestiones básicas de higiene y también afecto, fundamentalmente. Uno se multiplica para los más de treinta chicos, sin contar si hay algún chico especial porque nosotros tenemos aulas integradas", dijo Silvia. "A nosotros nos interesa desarrollar nuestro trabajo de la mejor manera posible pero sentimos una gran soledad. Todos los reclamos son justos pero pareciera que estamos peleando contra molinos de viento", dijo a Sputnik Verni, maestra hace 18 años y que este año estará a cargo de segundo grado de primaria.
Las maestras se preparan para el inicio de las clases: algunas realizan inventarios, otras recortan en papel las letras que van pegando en una pancarta con la que les darán la bienvenida que será pronto, aunque todavía no está del todo claro cuándo.
©
Sputnik / Francisco Lucotti
Escuela Primaria Número 9 'San Miguel Arcángel' de Los Polvorines, una ciudad ubicada a más de 30 km de la capital argentina
Las clases ya no empezarán el miércoles 6 de marzo, como
indicaba el calendario oficial. El sindicato de docentes más grande de
la Argentina realizará un paro y movilización de tres día: esto
postergaría el inicio del ciclo lectivo al lunes 11, aunque podría no
haber acuerdo luego de tensas e infructuosas negociaciones con los
Gobiernos de la ciudad y la provincia de Buenos Aires por la
recomposición salarial y la merma en el presupuesto.
"Lo que se está viviendo en este momento creo
yo que es una lucha política para ver quién pesa más, y en el medio
quedamos nosotros. Se objeta mucho qué es lo que cobramos, qué es lo que
no hacemos, qué régimen de licencias tenemos, cuando el tema en sí no
es ese", dijo a Sputnik Vanina, bibliotecaria de la escuela, docente
hace 11 años.
"En este período, antes del inicio de clases, estamos siempre en boca
de todos y no es lo que queremos, lo que necesitamos es
acompañamiento", agregó.Los docentes ven que el tratamiento mediático termina centrándose entre la disputa por quién tiene la culpa de que los chicos no estén recibiendo la educación en tiempo y forma, en lugar de plantear la discusión de fondo: la inversión estatal en la educación pública como prioridad y el valor del trabajo de quienes forman a las nuevas generaciones.
"La gente que está alrededor nuestro sabe todo
lo que la peleamos día a día por la escuela. La gente de afuera solo
sabe lo que les informan los medios. Nosotros no somos gremialistas,
tenemos vocación de servicio. Tenemos un sueldo paupérrimo y aún así
muchos docentes tienen que seguir trabajando porque no les alcanza para
vivir", dijo Vanina.
Ese es el caso de Cristina, quien hace 27 años que trabaja
como docente y que este año dará clases a primer grado por la mañana y a
cuarto en las tardes. "Supuestamente tendría que estar jubilada ya,
pero por la situación económica que estoy atravesando no me alcanza como
para vivir de la jubilación", contó a Sputnik.
"Los docentes somos muy compañeros entre
nosotros y tiramos todos para adelante, todos los días venimos y yo sigo
con las mismas ganas con las que comencé. Pero no veo que haya cambiado
mucho en estos años, han pasado diferentes gobiernos y siempre tenemos
la misma historia. Además, yo, al menos, no me siento representada por
[los dirigentes d]el gremio que está en la actualidad: deciden cosas que
en las bases no opinamos", dijo Cristina.
Argentina
ubicada entre el cuarto y el séptimo puesto en América Latina en un
ranking de porcentaje del PBI destinado a la educación, según datos
de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia
y la Cultura (Unesco). Sin embargo, el 93% del presupuesto en educación
es para el pago de salarios, según un informe
de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE), dejando muy poco resto a la inversión en infraestructura y
programas educativos.
La situación de la educación en la Argentina suele pasar a las
primeras planas de los periódicos en estas semanas, pero este año la
situación parecería estar especialmente tensa debido a los bajos
salarios que de por sí ya tienen los maestros. Sus ingresos difícilmente
soportan el peso de la crisis económica, con una inflación anual de
48%, aumentos en todos los servicios, el transporte y la canasta
alimenticia.
©
Sputnik / Francisco Lucotti
Maestras
de la Escuela Primaria Número 9 'San Miguel Arcángel' de Los
Polvorines, una ciudad ubicada a más de 30 km de la capital argentina
"La economía está atravesando una recesión en
el país que transita en todos los ámbitos y se ve muchísimo cuando los
chicos quieren aprender y, por la poca alimentación que tienen, no
pueden estar manteniendo la atención la cantidad de tiempo que tendrían
que atender", dijo con preocupación a Sputnik Sandra, quien será maestra
de cuarto grado a la mañana y tercero a la tarde y que cuenta con 14
años de experiencia como docente.
Sandra contó que el año pasado trajeron una nena que no era
alumna en el horario del comedor escolar. "No le pudimos decir que no.
Me acuerdo y, la verdad, me duele mucho. Ese ejemplo es el reflejo de lo
que yo creo que está pasando. Si no tienen para comer, ¿cómo van a
aprender?"
Las
docentes insistieron en los desafíos diarios que viven, teniendo que
ser, además de educadoras, acompañantes terapéuticos de niños y padres,
asistentes de primeros auxilios o hasta orientadoras en temas
administrativos o sanitarios como la renovación de documentos o la
importancia de las vacunas y la alimentación.
"Detrás de cada niño hay una familia que
también necesita, que también reclama, a veces de buena manera, a veces
no tanto. El niño no vive solo, tiene un entorno que lo condiciona,
entonces uno no solo está atento al niño, también está atento a la
familia: qué le falta, qué necesita, qué le está pasando y por qué",
dijo a Sputnik Silvia, docente hace 8 años y maestra de tercer grado.
"Las aulas son numerosas y los niños no son los de antes, que se quedaban quietos, tienen muy poca atención y muchas veces vienen sin hábitos de ningún tipo, lamentablemente, entonces en la escuela adquieren todo. No solo aprenden matemática y lengua, también tienen que aprender cuestiones básicas de higiene y también afecto, fundamentalmente. Uno se multiplica para los más de treinta chicos, sin contar si hay algún chico especial porque nosotros tenemos aulas integradas", dijo Silvia. "A nosotros nos interesa desarrollar nuestro trabajo de la mejor manera posible pero sentimos una gran soledad. Todos los reclamos son justos pero pareciera que estamos peleando contra molinos de viento", dijo a Sputnik Verni, maestra hace 18 años y que este año estará a cargo de segundo grado de primaria.
"Lo que nos sostiene es nuestra vocación,
porque sabemos que tenemos que sembrar la semilla con la esperanza de
tiempos mejores para que, aunque no sea para nosotros, nuestros hijos
tengan un futuro mejor", dijo Verni.
No hay comentarios:
Publicar un comentario