jueves, 31 de mayo de 2018

Proveedores del nuevo aeropuerto están trabajando a marchas forzadas, dicen colonos
Explosiones continuas para extraer materiales pétreos en Teotihuacán
Denuncian daños en viviendas y temen por su seguridad
Acusan a las autoridades de recibir dinero de las empresas para no actuar
Solicitan la intervención de la Sedena y Protección Civil
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En la mina Temeyo, ubicada en el municipio de Teotihuacán, estado de México, se utilizan explosivos a fin de extraer materiales pétreos para la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México
Foto Javier Salinas Cesáreo
Javier Salinas Cesáreo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 31 de mayo de 2018
Teotihuacán, Méx.
 
Vecinos de las comunidades La Nueva Evangelista, San Juan, Maquixco, Palomar y Atlatongo denunciaron que las constantes explosiones que se realizan en la mina Temeyo a fin de extraer materiales pétreos para la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (NAICM) han dañado viviendas y los tienen atemorizados.
Explicaron que la tarde del lunes ocurrió un estallido mucho más intenso, que cimbró la tierra y estrelló vidrios en varias casas.
“Estamos muy preocupados. Fue como la explosión de un tanque de gas muy cerca. Seguramente usaron más explosivos –dijo un vecino cuya vivienda resultó dañada–. Nosotros vivimos a un kilómetro de la mina y desde hace un mes hay explosiones a cada rato.”
Explicaron que desde septiembre de 2016 las empresas Estrella y Porvenir comenzaron a explotar la mina El Temeyo, en el cerro de Ocuila, localizado aproximadamente a seis kilómetros del centro de Teotihuacán. Sin embargo, en los seis meses recientes la explotación ha sido permanente.
Antes las explosiones eran cada siete días, en promedio; hoy son cada dos o tres días, pero seguidas. Están trabajando a marchas forzadas y quieren sacar todo el material cuanto antes. Ya hay más empresas trabajando. Las viviendas más cercanas se ubican a 200 metros de las minas y hay varias de ellas cuarteadas, señaló el informante.
Recordaron que antes de empezar a explotar la mina, las empresas arrasaron con miles de árboles de palo dulce, biznagas, abrojos, nopaleras, magueyes y plantas de xoconostle. Además, desaparecieron zorros, liebres, conejos, ardillas, palomas, cenzontles, serpientes y codornices, entre otras especies.
“Ya han ya explotado 50 por ciento del cerro. Hemos acudido a las autoridades municipales, pero no quieren hacer nada porque reciben dinero de las empresas.
Queremos que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y las autoridades de Protección Civil actúen, porque corremos riesgo con las explosiones, finalizó.
Rafael Huízar Álvarez, investigador del Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha advertido que las constructoras están destruyendo cerros que son centros ceremoniales, lo que además alterará las condiciones climáticas en esta región, que es de recarga de acuíferos.
Pobladores de Nexquipayac, municipio de Atenco, también están preocupados. Les advirtieron que debido a la canalización de nueve ríos, conforme avancen las obras se privatizarán los pozos que usan para consumo humano y riego agrícola.
Gabriela Vega Téllez, originaria de Texcoco, y Heriberto Salas, poblador de Nexquipayac, son integrantes de la Coordinadora de Pueblos y Organizaciones del Oriente del Estado de México en Defensa de la Tierra, el Agua y su Cultura. Advierten que las constructoras están devastando las riberas de los ríos Papalotla y San Juan, y dañando cultivos en tierras ejidales de las comunidades de Tocuila (Texcoco), Atenco, Acuexcomac, Nexquipayac e Ixtapan.

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