La
Fuerza Expedicionaria Mexicana tuvo su participación en el conflicto
que partió las aguas en el siglo XX: la Segunda Guerra Mundial. Aunque
en México se la conoce con el nombre de Batallón 201, fue una fuerza de
unos 300 voluntarios mexicanos que se aliaron con EEUU para combatir a
las potencias del Eje.
En
1942, el ataque a dos barcos petroleros mexicanos sirvió como excusa
perfecta para que el entonces presidente Manuel Ávila Camacho aceptara
ingresar al conflicto bélico, que entonces llevaba tres años
desarrollándose en Europa. Tras el episodio, el mandatario declaró la
guerra a Alemania, Italia y Japón.
EEUU
armó a su vecino del sur y Ávila Camacho lanzó la convocatoria para
cualquier piloto con un poco de experiencia, fuera o no integrante de
las Fuerzas Armadas mexicanas. Así nació el Escuadrón 201, la única
fuerza mexicana que ha participado en un conflicto armado regular y
regulado fuera del país.
En julio de 1945 tuvieron su primera misión en Filipinas, donde realizaban dos por día, en las que llegaron a atacar el actual Taiwán.
Los pilotos mexicanos estaban ahí para ejecutar la práctica que caracterizó a ese conflicto armado: los bombardeos aéreos que multiplicaron exponencialmente la cantidad de muertos, heridos y destrucción que causó el conflicto.
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AFP 2019 /
Hacia Filipinas
El grupo de reclutas fue enviado a EEUU para ser entrenado por el Ejército de ese país, tras la creación del Escuadrón 201 en julio de 1944.
"En la oscuridad nos quitaban todas las piezas
de la ametralladora y teníamos que ahí mismo armarla", relató el ex
combatiente, Fortino González, sobre el entrenamiento recibido, en el
programa Sobrevivientes, de la TV Azteca.
Tras el entrenamiento, fueron llevados en barco desde el puerto de
San Francisco, al norte del Estado de California (EEUU) hasta Manila,
capital de las Filipinas. Este destino se ubica en la Isla de Luzón, a
más de 13.000 kilómetros de distancia de la tierra de origen de los
combatientes.
"Íbamos en el barco 2.800 militares, la gran
mayoría norteamericanos, todos con destino incierto", relató Sergio
Carrillo a Sobrevivientes, otro ex integrante del Batallón 201.
"El barco iba zigzagueando continuamente, fue una travesía que duró 33 días de angustia y desesperación", contó.En el frente
Todo era diferente para los mexicanos en el sureste del Pacífico, donde combatieron durante tres meses.
"Se nos acabó el agua, nos dieron un jabón para
bañarnos con agua de mar pero quedaba uno peor, todo embarrado de ese
jabón", contó González a TV Azteca.
Los pilotos mexicanos estaban ahí para ejecutar la práctica que caracterizó a ese conflicto armado: los bombardeos aéreos que multiplicaron exponencialmente la cantidad de muertos, heridos y destrucción que causó el conflicto.
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