El mundo entre la izquierda y la derecha
Víctor Flores Olea
En Le Monde Diplomatique de
mayo, el prestigiado periódico francés, además de afirmar lo obvio, que
la campaña presidencial de 2020 en Estados Unidos ha comenzado, se
sostiene que el resultado del informe del fiscal Mueller resulta
altamente favorable a Donald Trump, ya que rechaza enfáticamente la
teoría de que el presidente de Estados Unidos es simplemente una
marioneta de Rusia, ya que no existe ninguna prueba, según ese informe,
de que haya habido una coalición conspirativa entre el Partido
Republicano y Moscú, orientada a hackear los correos del equipo de campaña de Hillary Clinton en 2016.
Nada habría probado las acusaciones de un complot entre asesores de
Trump y personalidades rusas, o directamente vinculadas con el Kremlin.
En el bando demócrata un buen número seguiría reclamando la destitución
parlamentaria de Donald Trump por obstrucción de justicia; otro más
considera que dicho informe ha echado por tierra esa estrategia y que en
adelante los demócratas debieran centrarse en la sustancia de las
políticas del Partido Republicano, so pena de entregar en bandeja el
triunfo a Donald Trump en las elecciones de 2020. Tampoco pudo probarse,
a los ojos de Mueller, que en la reunión en la Trump Tower de Nueva
York en junio de 2016, en que se habló de construir otra Trump Tower en
Moscú, se hubiera hablado conspirativamente de perjudicar al Partido
Demócrata de Hillary Clinton.Es probable que tampoco fuera indispensable esta conclusión del informe Mueller para pensar en el próximo triunfo electoral de Donald Trump, ya que su política en conjunto parece satisfacer, increíblemente, a una mayoría de electorado estadunidense. Lo cual, por lo demás, parece corroborar enfáticamente la idea de que en el mundo, en su conjunto, se imponen las ideas de la derecha, incluso extrema.
¿Y la izquierda? No resulta fácil hacer el recuento de los posibles factores que la han debilitado en los últimos tiempos. En primer lugar porque esos factores pueden variar severamente según tiempos y lugares. Pero sin duda uno de los más importantes es el que juegan los medios de comunicación masiva, en el sistema capitalista casi invariablemente en manos de los grupos más adinerados de las oligarquías en cada país. Las campañas políticas en sus manos les permiten llevar a cabo críticas acerbas a cualquier idea que se aproxime a los esquemas socialistas, o simplemente sociales, que puedan gestarse en las diversas sociedades. Naturalmente esta propaganda tiene diferentes grados, y con frecuencia llega a las más brutales mentiras o falsificaciones de la historia.
Aquí, las tendencias estalinianas y autoritarias que durante mucho tiempo se impusieron en los países
socialistashan jugado, sin duda, un papel negativo y paralizante en tales tendencias. Una de las mayores y urgentes tareas que pueda tener el socialismo del siglo XXI es precisamente la de colaborar en esta imprescindible labor de desmitificación de la propaganda de derecha en nuestro tiempo.
Naturalmente, son urgentes también otras tareas absolutamente
necesarias para el socialismo de nuestro tiempo: elaborar, y aplicar,
rigurosamente en la práctica, los principios de una democracia
socialista verdaderamente digna de ese nombre.
Hemos visto, en artículos anteriores, que también en América Latina
la derecha se ha fortalecido extraordinariamente, y que la presencia de
Trump en la Casa Blanca resulta un obstáculo de la mayor importancia
para el crecimiento hoy de las ideas de izquierda. Un obstáculo que, sin
embargo, puede ser esquivado si hay el talento suficiente en los
dirigentes de la izquierda latinoamericana. Un ejemplo notable ha sido
el del aplastante triunfo electoral en México de Andrés Manuel López
Obrador (AMLO).
Claro está que, en México, se dio la circunstancia especial de que el
PRI había gobernado el país durante casi 90 años, en que se dieron
momentos de política muy cercanos a los postulados revolucionarios y
también, probablemente la mayor parte del tiempo, en que el régimen se
caracterizó por una corrupción desenfrenada y por un deterioro
delincuencial que apenas estamos viendo en toda su lamentable amplitud.
Por supuesto, las tesis de campaña de López Obrador se comprometieron
esencialmente con darles fin a esas lacras y atender principalmente a
los más desposeídos. Las críticas que se le han hecho, que pueden estar
relativamente justificadas, se refieren principalmente a cuestiones
coyunturales y de procedimiento. Relativamente pocos enfocarán sus
críticas a lo fundamental, y también ellos aceptarán que son pertinentes
las líneas principales del programa político de AMLO.
Por lo demás, debe recordarse que López Obrador decidió batallar por
la Presidencia de la República por la vía estrictamente electoral y sin
recurrir a la violencia, lo cual, en su caso, resultó un medio eficaz e
imbatible, según se demostró en las elecciones en que participó. Por
otra parte, también recordamos que el candidato de Morena obtuvo una
mayoría de votos por encima de los votos sumados de los otros partidos
políticos participantes.
Por supuesto que López Obrador tiene al frente del Ejecutivo una
tarea descomunal. El ímpetu a que ha llegado en este nuevo puesto nos
hace pensar que será en general exitoso su desempeño, a pesar de las
críticas que se le han hecho, que no serán ni las primeras ni las
últimas. En contraste con la inmensa mayoría de los sexenios recientes,
ya su trabajo, en estos primeros cinco meses, resulta excepcional.
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