Una decisión personal
José Narro Robles *
He tomado una decisión
personal: la de dar por concluida en esta etapa mi relación académica
con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). No digo
renunciar, porque a la universidad no se renuncia; no digo salir, porque
como lo he señalado en numerosas oportunidades, cuesta mucho trabajo
entrar a la UNAM, pero resulta imposible salir de ella. Lo hago por
muchas razones que doy a conocer. Antes quiero reiterar algunos
conceptos.
México y su universidad
Nuestra patria es una gran nación, un país grande y con
grandeza. Para explicar su dimensión y notoriedad basta revisar su
extensión geográfica, el tamaño de su población y la economía o el
capital natural que le caracterizan.
Por otro lado, su historia y su cultura; las instituciones de que
dispone, muchas de ellas seculares; los personajes que forman parte
destacada de su biografía; nuestra identidad surgida de valores,
características, símbolos y principios que son ampliamente compartidos
en nuestra sociedad, explican sobradamente la nobleza y prominencia de
México.La UNAM por su parte, es una institución indispensable en la historia del país y también en su porvenir. Resulta imposible entender, por ejemplo, nuestro siglo XX sin la existencia de esta formidable casa de estudios. Estoy cierto también que en el futuro resultará imposible relatar los grandes cambios del país sin mencionar a esta "inmensa obra de cultura". La naturaleza de la universidad es la academia y su comunidad destaca por su pluralidad. En ella tienen cabida todas las corrientes, todas las ideologías. En la universidad se pueden estudiar todos los conceptos, enseñar todos los métodos y formar en todas las profesiones. En la universidad el conocimiento es objeto de búsqueda, de exploración, análisis y perfeccionamiento. Para los universitarios la verdad siempre está incompleta y los únicos enemigos que se reconocen son la ignorancia, el dogma y el fanatismo. La tarea de los universitarios no es personal y tampoco resulta ser neutral. Nos debemos a la sociedad y nuestro trabajo aspira a ayudar a la superación de sus problemas y a su engrandecimiento. El compromiso de la comunidad es con la colectividad que nos da razón de ser.
La Política
En mi valoración, la política es una actividad superior
del ser humano que desafortunadamente se ha visto degradada por acciones
personales y grupales que la han afectado. Creo que la política y sus
instituciones deben transformarse. La práctica política debe fundarse en
ideas y propuestas, en el apego a principios éticos esenciales, en la
construcción de acuerdos entre los diferentes, en la convocatoria a la
solución de problemas colectivos, en la discusión y el debate
informados, en la razón apasionada y en el compromiso y el servicio a
los demás. En sentido contrario, la política no debe ser práctica
dirigida por intereses personales o de una camarilla; por la
descalificación del adversario, el aislamiento de los diferentes o la
cerrazón frente a las ideas de otros; por ambición y lucro en la
actividad o la sola búsqueda del poder; y mucho menos por el apoyo a
prácticas corruptas. La política debe servir para unir y nunca para
fracturar, para convocar y nunca para enfrentar.Mi decisión
Mi desición
Durante las últimas semanas, mi nombre se ha mencionado
como uno de los que podrían considerarse para participar en el proceso
de elección de la dirigencia de mi partido, el Revolucionario
Institucional. A pesar de que todavía no se definen totalmente las
formas, condiciones, plazos y procedimientos que se seguirán en el
proceso, para actuar con libertad y no afectar en lo absoluto a mi
universidad, he tomado la decisión de dar por concluida la más
maravillosa etapa de mi vida profesional, de cerrar la que más orgullo
me ha proporcionado para emprender con toda determinación otra que da
satisfacción a mi vocación de servicio. Lo hago con la convicción de que
la democracia mexicana y el sistema de partidos deben fortalecerse. A
todos toca contribuir a fomentar la confianza en la política y sus
instituciones a pesar de que se tengan que sacrificar querencias y
comodidades, a pesar de correr el riesgo de enfrentar incomprensiones y
reproches.
Ahora se conocen mi decisión y mis razones. Sólo pido solidaridad y
comprensión. A cambio, todos, dentro y fuera de la universidad, pueden
estar seguros de que en esta nueva etapa me esforzaré por tener una
conducta digna de la comunidad a la que he pertenecido, una comunidad
crítica y educada, esforzada y comprometida con las causas de la
sociedad, que actúa con apego a los valores y principios de una
colectividad que vibra de emoción al declarar que "Por mi Raza Hablará
el Espíritu".
* Ex rector de la UNAM
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