Una declaración que avala el asesinato en el mundo
La
última declaración de Trump sobre la muerte de Khashoggi, se convierte
en un documento que valida el asesinato como medio de represión de
Estados autoritarios.
La reciente declaración del presidente
Donald Trump respecto al asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi,
columnista del Washington Post y antiguo aliado de la familia real
saudí,se convierte en un documento internacional que valida y ampara el
asesinato como medio de represión de gobiernos autoritarios.
En el inicio de dicho escrito antepone: ¡América Primero!, para dar un fundamento vital.
Sin embargo, la ignorancia geográfica está presente pues América es
un continente conformado por 35 países de los cuales el extremo norte
(Norteamérica) se conforma de Canadá, México y Estados Unidos. Por
tanto, su frase indicaría que aún se considera dueño de toda esa
extensión territorial denominada “patio trasero, lo que indica una seria
enfermedad interpretativa. Además, es falso que su preocupación esté en
el continente, pues su nación ha desatado golpes de estado y conducido a
la pobreza a la inmensa mayoría de sus integrantes.
Continúa manifestando que el mundo es un lugar muy peligroso, sin
recordar el pasado y el presente donde ellos han sido los que más han
contribuido a desestabilizar el mundo a través de la violencia,
iniciando con la destrucción de la etnia indígena americana en la
conquista del oeste y la expropiación del norte de México, todo a través
del genocidio constante.
En lo que concierne a Irán, ha olvidado rápidamente que en su mandato
actual incumplió el pacto integral con otros cinco países y la Unión
Europea (UE), además de no reconocer intentos de desestabilización,
bloqueo, asesinatos especializados, entre muchos otros instrumentos
macabros contra la nación persa, culpándolo de la intervención por
Arabia Saudí en Yemen o la frágil democracia en Irak. Lo que no ve es
que Irak, Siria, Líbano, Palestina, son naciones que luchan contra el
terrorismo de modo consecuente.
Enfatiza el documento que Irán se considera "el principal
patrocinador mundial del terror", cuando los grupos más sangrientos,
Al-Qaeda y el grupo terrorista EIIL (Daesh, árabe), son una creación
occidental, defendidos por sus patrocinadores donde perpetran sus
atrocidades.
Con orgullo declara que como resultado de su viaje a Arabia Saudí el
2017, el Reino acordó gastar e invertir $ 450 mil millones en los
Estados Unidos, creando supuestamente cientos de miles de empleos, un
tremendo desarrollo económico y mucha riqueza adicional. Sin darse
cuenta de lo dicho, confirma que de los $ 450 mil millones, $ 110 mil
millones se gastarán en la compra de equipo militar de Boeing, Lockheed
Martin, Raytheon y muchos otros grandes contratistas de defensa
estadounidenses. De no hacerlo, Rusia y China serían según su percepción
enormes beneficiarios.
Lo anterior no admite contrastación, pues de ello se desprende una
confirmación nefasta: la riqueza del país proviene del incremento de
guerras y la ganancia de las empresas armamentísticas por medio de
conflictos bélicos es un presunto gran logro de la Humanidad.
En lo que hace referencia al descuartizamiento del periodista saudí
Jamal Khashoggi, columnista del Washington Post y antiguo aliado de la
familia real saudí, expresa que fue terrible, tomando medidas firmes
contra quienes participaron en el delito, exceptuando al rey Salman y su
vástago, ya que han negado vigorosamente cualquier conocimiento de la
planificación o ejecución del crimen, por lo cual las agencias de
inteligencia continúan evaluando toda la información aunque “es muy
posible que el Príncipe Heredero haya tenido conocimiento de este
trágico evento, ¡tal vez lo hizo y quizás no!”
Pese a esta declaración, toda la evidencia ha ratificado que fue un
deleznable acto premeditado, finalizando en la desaparición del cuerpo
disuelto por ácido, ordenado por Bin Salman y ejecutado por un comando
especializado en destrucción de seres humanos y pruebas. No sin razón,
poseían una moto sierra que es la que se utiliza para desmembrar
personas vivas.
El Washington Post informó que la CIA sindica al príncipe como autor intelectual no confeso. Esto contradice la explicación oficial de Arabia Saudí: los oficiales de Muhamad
bin Salman simplemente ordenaron la repatriación de Khashoggi y el
equipo enviado a Estambul en lugar de eso lo mató. Así, el asesor
principal de Muhamad, Saud al-Qahtani, habría actuado por cuenta propia o desoyó a sus jefes. Para lavarse las manos, el Departamento del Tesoro anunció sanciones contra 17 saudíes, incluido al-Qahtani.
Confirmada la autoría de esta monstruosidad, varios demócratas y
republicanos en el propio senado rechazaron el respaldo del presidente
estadounidense a Arabia Saudí, al decir de modo campante queaun cuando
“podría ser perfectamente” que el príncipe heredero saudí tuviera
conocimiento del plan para asesinarlo, esta situación no afectará “en
ningún caso” a las relaciones Riad-Washington, incluso si estuvieran
involucrados.
En su cuenta de twitter, el senador Bob Corker escribió: “Nunca pensé
que vería el día en que la Casa Blanca brillaría como una firma de
relaciones públicas para el príncipe de la corona de Arabia Saudí”, así
como el congresista Jeff Flake reclamaba: “Los grandes aliados no traman
el asesinato de periodistas, señor presidente. Los grandes aliados no
atraen a sus propios ciudadanos a una trampa, luego los matan”.
Lo más duro, tal vez, ha sido lo dicho por el senador republicano
Paul Ryan, integrante del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara
Alta, quien ha sentenciado que premiar al régimen de Riad por
descuartizar un disidente procede de “la ciénaga de la política
exterior” o altas esferas corruptas de Washington DC. Su frase es
lapidaria: “Estoy seguro que esta declaración es ‘Arabia Saudí primero’ y
no ‘Estados Unidos primero’”. ¿Será que los intereses comerciales de
Donald Trump en Arabia Saudí son más importantes que su patria?¿O estará
en primer lugar garantizar los intereses de Israel y los demás socios
de la región?
Finalmente, es posible confirmar que nunca los discursos de odio, la
familiaridad con el crimen, el injusto mecanismo del bloqueo o
simplemente declaraciones que demuestran aversión hacia la justicia,
serán bienvenidos por los pueblos soberanos ni por una Humanidad que
aspira prontamente a la paz verdadera.
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