Astillero
Tatiana y las opciones // Rechazo a Bartlett // Nombramiento barruntado // Indispensable, la crítica
Julio Hernández López
▲ Tatiana Clouthier realizó ayer, con su declaración sobre Bartlett, un ejercicio crítico indispensable a todos los niveles .
Foto Yazmín Ortega Cortés
No es poca cosa que quien fue la coordinadora de la campaña electoral de Andrés Manuel López Obrador (nombramiento formal, que en los hechos no se cumplió así sino que devino en una especie de vocería informal para debates y entrevistas en medios de comunicación y redes sociales), ahora postulada para ser subsecretaria de Gobernación, considere que su jefe político pudo tener
mejores opcionesque Manuel Bartlett Díaz para dirigir la Comisión Federal de Electricidad.
El gesto de Tatiana Clouthier Carrillo (política más cargada a la derecha que a la izquierda, aunque apartidista desde hace largos años e instalada en el ámbito de la
sociedad civil), al no manifestarse en apoyo del ex secretario de Gobernación de 1988 y externar, en una interpretación de sus palabras a la inversa, que el tabasqueño no tomó la mejor decisión, forma parte de una amplia corriente que va de la conturbación al abierto rechazo a la reivindicación política del personaje poblano que jugó un papel central en el desenlace de la elección presidencial que declaró oficialmente derrotado a Cuauhtémoc Cárdenas y oficialmente ganador a Carlos Salinas de Gortari.
En apego a los hechos, el nombramiento de alto nivel para Bartlett no debería sorprender a nadie. El ex gobernador de Puebla ha mantenido durante más de una década una alianza política con López Obrador que se ha procesado mediante candidaturas por la vía del Partido del Trabajo, que siempre ofreció cuotas de postulaciones para ser decididas por el ahora virtual presidente electo. Ayer mismo, el político de los 30 millones de votos hizo una rigurosa defensa del impugnado, y en áreas del lopezobradorismo fidelísimo no se ahorran elogios para quien, por su defensa de los energéticos y, en especial, de la electricidad nacionalizada (la Comisión Federal de Electricidad, como la firma mayor) se llega a considerar como un gran nacionalista, un patriota, más allá de su historial específico como priísta siempre de primer nivel.
El episodio de Bartlett y las reacciones adversas a este nombramiento muestran la textura de la amalgama de intereses y posturas que en torno a la figura de López Obrador está por llegar al poder pero no necesariamente podrá mantener la unidad operativa proporcional al mandato recibido. Baste mencionar el caso del Partido Encuentro Social, aliado en lo electoral a Morena, pero presto para pegar el brinco a donde le sea más redituable para impulsar su agenda más cargada a la derecha que los flancos derechos del lopezobradorismo.
Es cierto que un político con tal poder otorgado en las urnas tiene al mismo tiempo una amplia carta de benevolencia para que acomode las piezas y trace las jugadas que crea que le permitirán cumplir con las enormes expectativas generadas. A fin de cuentas, es y será responsabilidad personalísima de López Obrador lo que suceda en la citada Comisión Federal de Electricidad, como en Petróleos Mexicanos, asignada esta empresa al amigo y compañero de ruta Octavio Romero Oropeza. El tabasqueño será juzgado por los resultados, aunque los procedimientos o mecanismos para hacerlos positivos fueran polémicos o abiertamente chirriantes.
Pero, más allá de la postura de Tatiana Clouthier, el ejercicio crítico es indispensable en todos los niveles. La sinaloense avecindada en Nuevo León tiene razones familiares y políticas para no sentirse obligada a cerrar los ojos y la boca ante la elevación de Bartlett al retablo lopezobradorista. Su padre, Manuel J. Clouthier, llamado Maquío, fue una víctima política (y acaso física) de la dura mano política de un sistema del que era operador estrella, rudo, inclemente, extremo, alguien que ciertamente tiene todo el derecho a rehacer su vida política, pero debió haber esclarecido con autenticidad esa etapa siniestra de su vida, ayudando a conocer la verdad de lo sucedido en 1988 e incluso ofreciendo sinceras disculpas por ese paso sombrío y no guareciéndose en narraciones de autoexculpación y artificios de derechismo conspiratorio en su contra.
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