Si usted es un asesino, México y su corrupción son el lugar perfecto para esconderse
The New Yorker
Sin Embargo
Manifestación en Sao Paulo en apoyo al candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, el 29 de octubre de 2016
La razón, de acuerdo con el periodista Patrick Heij, es que México “es un país increíblemente corrupto” y un asesino se puede esconder tranquilamente como propietario de un motel frente a la playa, en “Margaritaville”.
“El hogar de algunos de los mejores tacos del mundo, es también un país increíblemente corrupto que además ofrece un tipo de cambio muy favorable, por lo que si un vecino se entromete y tienes que matar de nuevo se puede sobornar a las autoridades y salir del lío por casi nada. ¡Lo mejor de todo es que está tan cerca! Puede ir a ese país directamente desde su primer asesinato, y meter los dedos de sus pies entre la arena antes de que alguien encuentre el pie de su socio de negocios en el congelador”.
En su artículo “El viaje como terapia: ¿Qué pueden hacer por usted otros países?”, Heij plantea que con frecuencia, cuando se va de viaje, se olvidan los escenarios exóticos, las vibrantes culturas e incluso “la gente con encanto indígena”, que pueden ser un telón fondo para transformaciones personales.
“Los países extranjeros pueden ayudarle a recuperarse de eventos traumáticos en la vida, que sacudan ese malestar extraño, o incluso escapar de diversas cuestiones legales. Pero es importante elegir sabiamente su destino, ya que cada nación tiene una especialidad diferente”, afirma, y ahí es donde incluye a México como el mejor país para refugiarse si ha cometido un asesinato o, incluso, si quiere seguir haciéndolo.
Por ejemplo, el autor plantea que si se está recuperando de un divorcio es bueno ir a la Toscana, pasando un verano en el campo italiano está científicamente demostrado que ayuda a obtener más que del matrimonio fracasado.
Además, si se está recuperando de un segundo divorcio, mucho más desagradable, recomienda Jamaica, porque es posible que no vuelva a casa con el amor de su vida, pero sí con trenzas y sandalias.
Si fue despedido de su trabajo, el autor recomienda Tailandia, que dice ha sido “injustamente encasillado como un paraíso para los turistas sexuales”. Es, dice, el lugar perfecto para desaparecer después de algún tipo de vergüenza que terminó con una carrera.
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