domingo, 31 de julio de 2016

Royal Navy Vanguard Class submarine HMS Vigilant returning to HMNB Clyde after her extended deployment.

¿Usa EEUU sus submarinos para la ciberguerra?

© Flickr/ Defence Images
FUERZAS ARMADAS
URL corto

El diario estadounidense The Washington Post explicó cómo EEUU realiza escuchas y ataques cibernéticos contra otros países usando sus submarinos de guerra.

Los autores del artículo han recordado toda la controversia que rodea a Rusia por ser la supuesta ejecutora de los ataques cibernéticos que se han producido en EEUU, incluyendo los que tienen que ver con la actual campaña electoral. Sin embargo, en el artículo se revela cómo los propios EEUU durante años han realizado ataques semejantes por todo el mundo, usando sus fuerzas submarinas para manipular las señales.
"En realidad, los buques submarinos son un componente esencial en la estrategia cibernética de EEUU. Se dedican a la protección del país de ataques cibernéticos y, lo que es más interesante, juegan un papel importante en la ejecución de estos", publica The Washington Post citando a representantes de la Marina estadounidense.
La flota submarina estadounidense ha estado utilizando tecnologías informáticas para tener una ventaja sobre sus enemigos desde los años 70, cuando el Gobierno de EEUU autorizó interferir en las conexiones submarinas de la Unión Soviética con el fin de grabar los mensajes de su Ejército.
Los autores del artículo señalan que la Agencia Nacional de Seguridad "continúa con esta práctica": las escuchas de los cables telefónicos se ha convertido en un trabajo cotidiano de la inteligencia de Estados Unidos. Para ello, sus submarinos militares portan una antena, que puede ser utilizada para interceptar y modificar el tráfico en las líneas de comunicación ajenas.
Lo que está realmente claro es que el Ejército de Estados Unidos cuenta con las redes informáticas más complejas que jamás se han construido y estas son utilizadas para penetrar en las computadoras y sistemas, como parte de su estrategia cibernética, concluye The Washington Post.

No hay comentarios: