El libro blanco de defensa militar china en la nueva era
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REUTERS / China Daily
China
con el mandarín Xi Jinping se pone en guardia ante el ataque
multidimensional de EEUU que inició con el 'pivote' de Obama y se
intensificó con la 'guerra tecnológica' de Trump, ante lo cual Pekín
publicó su libro blanco 'La defensa nacional de China en la nueva era'
que fustiga el socavamiento de la estabilidad estratégica global por
EEUU.
Desde
2015, el mandarín Xi ha tomado precauciones ante la creciente
hostilidad de EEUU, cuando inició su fulgurante reforma militar.
En
el previo reporte de Defensa de 2015, China exhortaba a "mayores
intercambios militares y cooperación con otros países, pese a un entorno
cambiante sin precedentes".
Cuatro años después, el nuevo libro blanco
expone que "los sistemas internacionales de seguridad y orden fueron
socavados por el creciente hegemonismo, la política de poder, el
unilateralismo y las constantes guerras y conflictos regionales" de los
que, en su totalidad, EEUU es el principal culpable por "desestabilizar
la seguridad internacional", "alimentar la competencia estratégica
internacional y acelerar la carrera armamentista al desarrollar nuevos
tipos de fuerzas de combate".
Cuatro años después, el libro blanco es más severo con EEUU a quien juzga de ser responsable por generar incertidumbres a la seguridad regional
(sic) en Asia-Pacífico cuando "EEUU fortalece sus alianzas militares en
Asia-Pacífico y refuerza su intervención y despliegue militar,
acumulando complejidad a la seguridad regional".
El
reporte acusó a EEUU de fortalecer la competencia militar global al
"comprometerse en la innovación institucional y tecnológica en búsqueda
de una superioridad militar absoluta (sic)".
El libro blanco critica el despliegue por EEUU de su sistema Terminal
de Gran Altitud de Defensa de Área (THAAD, por sus siglas en inglés) en
Corea del Sur, lo cual "socaba en forma severa el balance estratégico y
los intereses en seguridad de países en la región (sic)".
Tres días antes de la confirmación por el Senado del flamante secretario del Pentágono Mark Esper
—un halcón de la confrontación con China y Rusia, además de ser
cabildero del complejo-militar-industrial—, John Rood, subsecretario de
Política de Defensa de EEUU, fulminó en el Foro de Seguridad de Aspen
(Colorado) que China es "el país más grande con capacidad para cambiar
la forma de vida en EEUU y cambiar el orden global, para bien o para
mal".
En
el mismo foro anual de Aspen, el general retirado Tony Thomas expresó
que China presentaba un mayor peligro en el campo de la tecnología que
EEUU no había contemplado en casi 20 años y donde EEUU "no tenía
competencia". Agregó que China "empujó" a EEUU a jerarquizar un abordaje
integral para las aplicaciones militares de las comunicaciones
inalámbricas 5G y la Inteligencia Artificial.
En el Foro de marras, Chris Brose, exdirector del Comité de Servicios
Armados de EEUU, fustigó las ambiciones territoriales de China en el
mar del Sur de China y en su frontera con la India, por lo que considera
que EEUU debe replicar las inversiones de larga escala de China en
tecnología, ya que de otra forma Washington corría el riesgo de perder su supremacía.
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Sputnik / Serguey Guneev
Un
día antes de la publicación del libro blanco, Rusia y China condujeron
ejercicios militares conjuntos en el mar Oriental de China y el mar
Oriental/mar de Japón, mediante incursiones aéreas de patrullaje
de largo alcance que penetraron la Zona de Identificación Aérea de
Defensa (ADIZ, por sus siglas en inglés" —zona compartida por Corea del
Sur, Japón y China —lo cual constituyó un claro mensaje a EEUU sobre el "reequilibrio de la influencia militar en la región".
Tampoco pasó desapercibido que el mismo día del libro blanco, Rusia embarcó nuevos misiles de defensa antiaéreos S-400 a China antes del tiempo programado.
Según South China Morning Post, EEUU "brindó su apoyo a Corea del Sur
y a Japón en respuesta a las incursiones aéreas de China y Rusia" y
juzga que el ejercicio conjunto aéreo de Moscú y Pekín revela la
"ambición de expandir el panorama de su influencia política cuando el
compromiso militar de Washington en la región es cuestionado y las
relaciones con sus principales aliados regionales siguen
deteriorándose".
Pekín
y Moscú escogieron el óptimo momento para poner a prueba la cooperación
trilateral de EEUU/Corea del Sur/Japón que ha usado EEUU para impedir
la expansión militar de Rusia y China en la región Asia-Pacifico cuando
"se han intensificado las tensiones entre Seúl y Tokio sobre el comercio
y el legado de la Segunda Guerra Mundial".
Hace un año Rusia y China ya habían realizado espectaculares 'juegos de guerra' en el Lejano Oriente ruso Vostok 2018.
Artiom Lukin, vicedirector de la Universidad Federal del Lejano
Oriente de Rusia, comentó sin tapujos que "Pekín y Moscú esperan llenar
el vacío de seguridad creado por la incertidumbre sobre el compromiso
militar de EEUU en la región, conforme Washington busca recortar su
gasto militar en la región Asia-Pacífico".
Lukin interpreta que "Pekín y Moscú le dicen a Seúl y a Tokio que el
equilibrio militar en la región se ha movido y que EEUU ya no es más el
principal actor".
El
libro blanco enfatiza el compromiso de China de "no usar primero las
armas nucleares bajo ninguna circunstancia ni de amenazar con su uso
contra países sin armas nucleares" bajo el esquema de "una estrategia
nuclear de autodefensa".
Tampoco China "se involucrará en ninguna carrera armamentista
nuclear" y "mantendrá su disuasión al nivel mínimo requerido para su
seguridad nacional".
El documento recuerda que desde su fundación hace 70 años, China nunca ha librado guerras ni conflictos armados.
El documento puntualiza que el "socialismo con características chinas
entró a una nueva era cuando el mundo de hoy sufre profundos cambios no
vistos durante un siglo: "la globalización económica, la sociedad de la
información y la diversificación cultural se desarrollan en un
creciente mundo multipolar (sic)" por lo que la "paz, desarrollo y la
cooperación ganar-ganar" permanecen como "las tendencias irreversibles
de los tiempos" frente a "prominentes factores desestabilizadores e
incertidumbres en la seguridad internacional".
Juzga
que la "guerra evoluciona hacia la guerra de la información y la guerra
inteligente" y condena las veleidades independentistas de Taiwán y del
Tíbet, así como los movimientos separatistas del Turkestán Oriental.
Aboga por la reunificación pacifica de Taiwán bajo el principio de "un país, dos sistemas" —al estilo de Hong Kong y de Macao—.
El libro blanco otorga mucha importancia al Beijing Xiangshan Forum como
audiencia para el "ntercambio de nuevas ideas y abordajes para las
amenazas a la seguridad regional (sic) y sus desafíos", cuyas
discusiones "han tenido un papel activo en promover el diálogo de la
seguridad y la confianza mutua en la región Asia-Pacífico)".
Se infiere que, al corte de caja de hoy, la jerarquía de los desafíos
que confronta China se centra en su 'región' Asia-Pacífico, sin
descuidar su expansión periférica y sus intereses foráneos.
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