¿El Armagedón climático? La América Latina que conocemos tiene los días contados
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AP Photo / Isabel Mateos
Las
anomalías climáticas de la semana pasada cuando en algunas zonas de
Europa Occidental las temperaturas llegaron a casi 45 grados
centígrados, hicieron que muchos volvieran a plantearse la cuestión del
calentamiento global. Sin embargo, la amenaza que representa este
fenómeno afecta no solo al viejo continente, sino al planeta entero.
Una
de las consecuencias de la subida de las temperaturas promedio es el
cambio de las condiciones en algunas zonas, en particular, en la zona
intertropical —entre los trópicos de Cáncer y de Capricornio— que
incluye a la mayor parte de América Latina, del centro y sur de México, y
partes del norte de Argentina y Chile.
El cambio de las condiciones climáticas y la intensificación de los fenómenos extremos hacen que la población empiece a emigrar de sus países de origen.
La migración en algunos casos puede ser interna, pero en otros los ciudadanos de países relativamente pequeños no tienen otra opción que abandonar sus países de origen, relató a Sputnik el doctor Carlos Gay García, miembro del Grupo de Cambio Climático y Radiación Solar de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Una parte de estos migrantes ya se están quedando ya en México, donde encuentran situaciones que son ligeramente mejores que las que dejaron en sus países de origen.
En el caso de América Latina los migrantes climáticos pueden migrar hacia el sur del continente americano. Según Gay, en América del Sur algunas zonas de Argentina y Chile pueden convertirse en más habitables, en particular, se trata de zonas como la Patagonia.
La migración va a ser hacia latitudes donde las temperaturas se mantengan relativamente más bajas, enfatizó.
Estos países no tienen los recursos necesarios para enfrentarse a los impactos de este fenómeno.
Además, es posible que a nivel de desastres naturales por cuestiones de lluvias torrenciales pueda haber deslizamientos de tierra. Este tipo de fenómenos ocurren más a menudo en las latitudes de la América tropical, aunque tampoco están exentos quienes habitan al norte del trópico de Capricornio, dijo.
El punto es que el riesgo de que haya más muertes por estos fenómenos en los países intertropicales es más grande que el riesgo que corren otros países.
Aquí la diferencia entre el tipo de riesgos a los que se enfrentan en las zonas intertropicales y a los que se enfrentan en las latitudes más altas tiene que ver con una mayor exposición en términos de vidas humanas, añadió Gay.
"Nosotros no medimos el riesgo en términos de cuántos edificios se van a caer o van a ser destruidos. Nosotros lo medimos en términos de cuánta gente se va a ver afectada y esto es diferente en el norte y en el sur", destacó.
Algunos países de América ubicados entre los trópicos recibirían una
mayor precipitación anual. Pero al mismo tiempo para otros países habrá
una reducción de las lluvias y esto está relacionado con la diversidad
de climas que hay sobre todo en la parte de los Andes.
La situación es parecida en cuanto a los fenómenos extremos como las tormentas de lluvia intensas: en algunas zonas aumentarán y en otras disminuirán. No necesariamente van a aumentar en todas partes, como se especula, aseveró.
Ya no es tan claro que aumenten las zonas áridas y semiáridas. Pero en términos generales la mayor parte de la comunidad científica está trabajando con un posible aumento de las zonas semiáridas y áridas en la zona intertropical.
Según Pabón, si hablamos de que las zonas áridas y semiáridas estarían aumentando, entonces podría generarse un flujo de migraciones de estas zonas a las otras en busca de mejores condiciones. Pero esto no tiene certidumbre para poder afirmarlo categóricamente.
Asimismo, una de las mayores y más claras manifestaciones de las migraciones no tanto son por el calentamiento, sino por el ascenso del nivel del agua.
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REUTERS / Guadalupe Pardo
La migración en algunos casos puede ser interna, pero en otros los ciudadanos de países relativamente pequeños no tienen otra opción que abandonar sus países de origen, relató a Sputnik el doctor Carlos Gay García, miembro del Grupo de Cambio Climático y Radiación Solar de la Universidad Nacional Autónoma de México.
"Si los medios de producción y si las tierras
no le dan de comer, pues uno tiene que irse de allí. De hecho, en
América del Sur y América Central ya hay investigaciones que indican que
hay mucha migración que se está yendo a Estados Unidos a través de
México", indicó.
Estas migraciones en cierta medida pueden ser de origen climático. Si
la gente no puede producir comida en sus países y no tiene dinero para
comprarla en el exterior, tiene que irse, reiteró.Una parte de estos migrantes ya se están quedando ya en México, donde encuentran situaciones que son ligeramente mejores que las que dejaron en sus países de origen.
En el caso de América Latina los migrantes climáticos pueden migrar hacia el sur del continente americano. Según Gay, en América del Sur algunas zonas de Argentina y Chile pueden convertirse en más habitables, en particular, se trata de zonas como la Patagonia.
La migración va a ser hacia latitudes donde las temperaturas se mantengan relativamente más bajas, enfatizó.
Amenaza palpable
Resulta que los más afectados por el calentamiento global son los países en vías de desarrollo o los que se encuentran situados entre los trópicos, señaló el experto.Estos países no tienen los recursos necesarios para enfrentarse a los impactos de este fenómeno.
"Cuando uno no tiene los recursos necesarios,
la sensibilidad ante el cambio climático es mayor. Entonces si es cierto
que las zonas intertropicales, en las que está metida la mayor parte de
América, se verían muy afectadas por el cambio climático", dijo Gay.
El rostro de América Latina en caso de que suban las temperaturas
cambiaría en términos de dificultad para enfrentarse, por ejemplo, a la
potencial escasez de alimentos. La seguridad alimentaria y la
administración del agua se verían comprometidas por el calentamiento global y el cambio climático. Por otro lado, están todos los efectos sobre las cuestiones de la salud, destacó.Además, es posible que a nivel de desastres naturales por cuestiones de lluvias torrenciales pueda haber deslizamientos de tierra. Este tipo de fenómenos ocurren más a menudo en las latitudes de la América tropical, aunque tampoco están exentos quienes habitan al norte del trópico de Capricornio, dijo.
El punto es que el riesgo de que haya más muertes por estos fenómenos en los países intertropicales es más grande que el riesgo que corren otros países.
Aquí la diferencia entre el tipo de riesgos a los que se enfrentan en las zonas intertropicales y a los que se enfrentan en las latitudes más altas tiene que ver con una mayor exposición en términos de vidas humanas, añadió Gay.
"Nosotros no medimos el riesgo en términos de cuántos edificios se van a caer o van a ser destruidos. Nosotros lo medimos en términos de cuánta gente se va a ver afectada y esto es diferente en el norte y en el sur", destacó.
Esperanza de un desenlace mejor
José Daniel Pabón Caicedo, docente del Departamento de Geografía de la Universidad Nacional de Colombia, cree por su parte que la situación no es tan grave, especialmente en comparación con otras zonas del planeta. Inicialmente el cambio climático causaría el aumento de la frecuencia y la intensidad de los fenómenos extremos, pero no necesariamente aumentan en todas partes.
"Si nosotros miramos las temperaturas medias,
el calentamiento no es tan grave en la zona tropical o ecuatorial en
comparación con las latitudes medias si miramos por ejemplo a Rusia, la parte de Siberia. Allí el calentamiento sería mayor, según los modelos y de acuerdo con diferentes escenarios", subrayó el especialista.
Sin embargo, para la zona tropical la subida de las temperaturas será
de entre dos y cuatro grados de calentamiento para finales del siglo.
Para los países de América situados entre los trópicos hay algunos
escenarios que suponen que el calentamiento no será tan fuerte como en América del Norte o el norte de Europa, puntualizó.
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Sputnik / Alexandr Kriazhev
La situación es parecida en cuanto a los fenómenos extremos como las tormentas de lluvia intensas: en algunas zonas aumentarán y en otras disminuirán. No necesariamente van a aumentar en todas partes, como se especula, aseveró.
Ya no es tan claro que aumenten las zonas áridas y semiáridas. Pero en términos generales la mayor parte de la comunidad científica está trabajando con un posible aumento de las zonas semiáridas y áridas en la zona intertropical.
Según Pabón, si hablamos de que las zonas áridas y semiáridas estarían aumentando, entonces podría generarse un flujo de migraciones de estas zonas a las otras en busca de mejores condiciones. Pero esto no tiene certidumbre para poder afirmarlo categóricamente.
Asimismo, una de las mayores y más claras manifestaciones de las migraciones no tanto son por el calentamiento, sino por el ascenso del nivel del agua.
"Ya mirando aquí en América Latina tocaría
mirar en qué regiones, supongamos, si hay inundaciones más frecuentes,
la gente tendría la tendencia de abandonarlas. Sin embargo, que yo sepa,
no tenemos establecido con un grado de certidumbre si hay áreas con ese
grado de ese problemas", concluyó.
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