Cuba: el día que el revés devino victoria
Escrito por
PL
Cuba celebra hoy el Día de la Rebeldía Nacional, cuando se
cumplen 66 años de lo que fue una derrota militar revolucionaria aunque
de gran resonancia política.
La conmemoración es en Bayamo, plena de historia y escenario también de aquellos acontecimientos, que para la ocasión viste sus mejores galas.
La madrugada de aquel 26 de julio de 1953 jóvenes revolucionarios,
bajo el mando de Fidel Castro, asaltaron las fortalezas militares
Guillermón Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en
Bayamo, en el año del centenario del natalicio del Apóstol José Martí.
El cuartel Moncada era la segunda fortaleza militar del país, ocupada
por unos mil hombres y el Céspedes otra importante guarnición.
Para Fidel Castro y sus compañeros de arma, el ataque resultaba la
forma de rendir tributo a Martí cuando su ideario era mancillado por la
dictadura de Fulgencio Batista, quien gobernaba la isla desde el golpe
de Estado del 10 de marzo de 1952.
El plan se elaboró en absoluto secreto. Además de Fidel solamente lo
conocían dos compañeros de la dirección del movimiento y su responsable
en Santiago de Cuba. Los demás sabían que se iba a realizar un combate
decisivo, pero ignoraban cual era exactamente éste.
A pesar del derroche de valentía de los atacantes, en franca
desventaja numérica y en armamento, ambas acciones resultaron un fracaso
militar.
El régimen reaccionó con brutal represión. Batista decretó el estado
de sitio en Santiago de Cuba y la suspensión de las garantías
constitucionales en todo el territorio nacional; clausuró el periódico
Noticias de Hoy, órgano del Partido Socialista Popular, y aplicó la
censura a la prensa y la radio.
La orden del dictador fue eliminar a 10 revolucionarios por cada
soldado del régimen caído en combate. Decenas de los jóvenes que seguían
a Fidel fueron ferozmente asesinados. Los sobrevivientes, incluido
Fidel, enjuiciados y condenados a prisión.
Ante el tribunal el líder del movimiento rebelde denunció el crimen:
'No se mató durante un minuto, una hora o un día entero, sino que en
una semana completa, los golpes, las torturas, los lanzamientos de
azotea y los disparos no cesaron un instante como instrumento de
exterminio manejados por artesanos perfectos del crimen'.
El alegato de autodefensa de Fidel Castro fue conocido después como
La historia me absolverá. Allí pasó de acusado a acusador y denunció los
males de la República y las penurias del pueblo.
Un millón y medio de habitantes mayores de seis años no tenían ningún
grado escolar aprobado. Entre los 15 y 19 años apenas el 17 por ciento
recibía algún tipo de educación, mientras que el grado cultural promedio
de los mayores de 15 años no llegaba al tercero.
En La historia me absolverá Fidel ofreció soluciones para toda esa
tragedia, a partir de programas sociales que la Revolución desarrollaría
cuando accediera al poder:
'Un gobierno revolucionario con el respaldo del pueblo y el respeto
de la nación, después de limpiar las instituciones de funcionarios
venales y corrompidos, procedería inmediatamente a industrializar el
país', expresó en su célebre alegato.
Aquella intervención adelantó a la nación lo que luego sería la
Reforma Agraria, la primera de las grandes transformaciones
revolucionarias contra el latifundismo, cuando las tierras cultivables
estaban en manos de unos pocos, en particular de empresas de Estados
Unidos:
'Un gobierno revolucionario, después de asentar sobre sus parcelas
con carácter de dueños a los 100 mil agricultores pequeños que hoy pagan
rentas, procedería a concluir definitivamente el problema de la
tierra'.
También anunciaría lo que se concretó con la conversión de cuarteles
en escuelas (el Moncada uno de ellos) y la campaña de alfabetización que
convirtió a Cuba en el primer país de América Latina y el Caribe libre
de analfabetismo.
'Un gobierno revolucionario procedería a la reforma integral de
nuestra enseñanza (...) para preparar a las generaciones que están
llamadas a vivir en una patria más feliz. No se olviden las palabras del
Apóstol: (...) 'Un pueblo instruido será siempre fuerte y libre'.
Los sucesos del 26 de julio de 1953 fueron una derrota militar, pero
resultaron el pequeño motor que echó a andar a la Revolución cubana,
triunfante apenas seis años después.
Como diría Fidel: 'El Moncada nos enseñó a convertir los reveses en victorias'.
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