Cómo vivieron los cubanos el triunfo de la Revolución sandinista en Nicaragua
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AP Photo / Esteban Felix
El
triunfo de la Revolución nicaragüense el 18 de julio de 1979 fue para
Cuba una señal de que América Latina algún día caminaría unida por la
senda de la justicia social y los Gobiernos de izquierda. A 40 años de
este evento, Sputnik te cuenta cómo lo vivieron los cubanos.
El
historiador cubano Ernesto Limia tenía 11 años cuando triunfó el
sandinismo en Nicaragua. Aunque apenas cursaba el sexto grado recuerda
que la victoria de otra revolución sembró la alegría en toda Cuba: desde
1959, era la primera vez que triunfaba un movimiento revolucionario en
el continente por la lucha armada.
Para el pequeño Ernesto hubo un momento que quedó grabado en su memoria y que marcó con sangre el júbilo de los su pueblo: la muerte del maestro cubano Aguedo Morales Reina, miembro del contingente de maestros Augusto César Sandino, que había partido hacia Nicaragua a alfabetizar después del triunfo.
Ya como historiador, Limia aprendió a colocar el nombre de Morales Reina en el difícil contexto que enfrentó Nicaragua después del triunfo revolucionario de 1979. Sólo un año más tarde llegaba al poder en EEUU el presidente Ronald Reagan quien había elegido a Alexander Haig como Secretario de Estado, un ex comandante de la OTAN.
En México, Haig tuvo un encuentro con el vicepresidente cubano Carlos Rafael Rodríguez, a quien amenazó con una invasión si no se retiraban a los maestros cubanos de Nicaragua. El entonces Secretario de Estado tenía la idea de que Cuba había puesto más de 100.000 militares en Centroamérica y esto sólo podía suponer una amenaza para EEUU.
Según contó Limia, el diplomático cubano advirtió a Haig del tremendo error de esta suposición, y le advirtió que el Gobierno de la isla no iba a retirar a sus maestros. A nivel político, apoyar a Nicaragua representaba también en defender una parte de Cuba.
Pero Nicaragua también marcó un hito en la historia de Latinoamérica. Limia recuerda cómo en los años 60 existía la teoría de que el ejemplo de Cuba era único en América, hipótesis que tomó fuerza con la muerte del Che Guevara en La Higuera en 1967.
"Es una revolución que también Cuba sintió como una responsabilidad.
El Gobierno cubano nunca dejó de apoyar a Nicaragua, como mismo apoyamos
a todos los movimientos de liberación en la década de 1960", agregó el
cubano.
Además, entre Cuba y Nicaragua "ya existía una cercanía espiritual". Limia contó cómo muchos nicaragüenses que cayeron durante esos años y otros tantos que llegaron al triunfo de 1979 habían estudiado y se habían preparado en la isla.
El Gobierno de Fidel Castro contribuyó a la unidad de las fuerzas revolucionarias en y albergó a reconocidos militares del Frente Sandinista de Liberación Nacional que recibieron entrenamiento en Cuba como el propio comandante Carlos Fonseca, héroe nacional de Nicaragua.
Limia también recuerda dos canciones que marcaron a una generación de cubanos y que surgieron de ese estrecho vínculo con Nicaragua: "Comandante Carlos Fonseca" y "Chamamé a Cuba", que popularizó el grupo Moncada por toda la isla.
Para el pequeño Ernesto hubo un momento que quedó grabado en su memoria y que marcó con sangre el júbilo de los su pueblo: la muerte del maestro cubano Aguedo Morales Reina, miembro del contingente de maestros Augusto César Sandino, que había partido hacia Nicaragua a alfabetizar después del triunfo.
"Lo recuerdo con mucha fuerza, quizás porque
era muy niño, cuando asesinan a Morales Reina fue muy impactante para
mí. Es un nombre que nunca he olvidado", expresó Limia.
Más de 100.000 voluntarios cubanos acudieron a alfabetizar al pueblo
tico, en una misión internacionalista que pretendía seguir el modelo de
la campaña de alfabetización que enseñó a leer y escribir a más de dos
millones de cubanos en 1961.Ya como historiador, Limia aprendió a colocar el nombre de Morales Reina en el difícil contexto que enfrentó Nicaragua después del triunfo revolucionario de 1979. Sólo un año más tarde llegaba al poder en EEUU el presidente Ronald Reagan quien había elegido a Alexander Haig como Secretario de Estado, un ex comandante de la OTAN.
En México, Haig tuvo un encuentro con el vicepresidente cubano Carlos Rafael Rodríguez, a quien amenazó con una invasión si no se retiraban a los maestros cubanos de Nicaragua. El entonces Secretario de Estado tenía la idea de que Cuba había puesto más de 100.000 militares en Centroamérica y esto sólo podía suponer una amenaza para EEUU.
Según contó Limia, el diplomático cubano advirtió a Haig del tremendo error de esta suposición, y le advirtió que el Gobierno de la isla no iba a retirar a sus maestros. A nivel político, apoyar a Nicaragua representaba también en defender una parte de Cuba.
Pero Nicaragua también marcó un hito en la historia de Latinoamérica. Limia recuerda cómo en los años 60 existía la teoría de que el ejemplo de Cuba era único en América, hipótesis que tomó fuerza con la muerte del Che Guevara en La Higuera en 1967.
"Era como un catecismo, decían que la
Revolución era única y que no existía la menor oportunidad de triunfar
si no era por la regla de la democracia representativa. Y el 18 de julio
de 1979 el triunfo de la Revolución nicaragüense rompió esa regla",
indicó el historiador.
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REUTERS / Oswaldo Rivas
Además, entre Cuba y Nicaragua "ya existía una cercanía espiritual". Limia contó cómo muchos nicaragüenses que cayeron durante esos años y otros tantos que llegaron al triunfo de 1979 habían estudiado y se habían preparado en la isla.
El Gobierno de Fidel Castro contribuyó a la unidad de las fuerzas revolucionarias en y albergó a reconocidos militares del Frente Sandinista de Liberación Nacional que recibieron entrenamiento en Cuba como el propio comandante Carlos Fonseca, héroe nacional de Nicaragua.
"Había una gran vínculo espiritual entre las
dos revoluciones y fue un renacer de esa épica que envolvió a los
cubanos tras la victoria de 1959 y, sobre todo, significó su expansión.
Cuando parecía que los años 70 iban a culminar como una década frustrada
por la persecución y la muerte que vivieron los revolucionarios en
Latinoamérica, triunfa la revolución nicaragüense y fue una cosa
tremenda", comentó Limia.
De Nicaragua para Cuba
Los poetas y cantautores cubanos no tardaron en reflejar la efervescencia del triunfo nicaragüense en su arte. La nueva trova convirtió en himno aquella 'Canción urgente para Nicaragua', que Silvio Rodríguez compuso en 1983 y que aparece en su famoso disco 'Unicornio'.Limia también recuerda dos canciones que marcaron a una generación de cubanos y que surgieron de ese estrecho vínculo con Nicaragua: "Comandante Carlos Fonseca" y "Chamamé a Cuba", que popularizó el grupo Moncada por toda la isla.
¿Dónde está Fidel?
En julio de 1980, un año después de que triunfara la Revolución Popular Sandinista, el joven Daniel Ortega, le dio la bienvenida en el aeropuerto de Managua a Fidel Castro. Esa estrecha relación se mantuvo hasta el último día de la vida del líder cubano.
"Siempre recordaré con mucho cariño lo que hizo
Daniel Ortega en la plaza de la Revolución —cuando falleció Castro en
noviembre de 2016— cuando preguntó '¿dónde está Fidel?'. Fue Ortega
quien la sacó la frase 'Yo soy Fidel' del corazón de los cubanos",
recordó el historiador.
"No se puede contar la historia universal del siglo XX sin hablar de
Nicaragua y lo que significó el triunfo de la revolución sandinista para
el movimiento revolucionario internacional en una época en que el
socialismo parecía que iba en franco declive", concluyó el experto.
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