Ejército sirio recupera una ciudad clave
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El Ejército sirio recuperó el martes una ciudad clave cerca de la frontera con El Líbano que estaba bajo control de terroristas auspiciados por extranjeros que luchan contra el Gobierno y pueblo de Siria.
La información fue corroborada el martes por el llamado Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en el Reino Unido, que depende, en gran medida, de una red de espías, que trabaja para los grupos opositores.
El mencionado organismo afirmó que las fuerzas gubernamentales retomaron el control total de la estratégica carretera Damasco-Homs después de apoderarse de la mayor parte de ciudad de Annabek, en la región de Al-Qalamun.
Desde hace varias semanas, el Ejército sirio ha estado luchando contra los militantes para proporcionar la seguridad a la región Al-Qalamun, al norte de Damasco (capital).
Las operaciones de limpieza, llevadas a cabo últimamente con éxito por las fuerzas sirias a lo largo del país, han provocado grandes pérdidas a los terroristas.
Las fuerzas del Ejército sirio, en otro operativo, atacó un escondite de elementos armados en la ciudad noroccidental de Alepo, dando muerte a tres terroristas y luego destruyó sus equipamientos.
En la mencionada operación, pereció el cabecilla de la brigada Mas´ab Abu Amare, Abu Jaled al-Hamsi, junto al de la brigada de Ahrar al-Sham, Taha al-Sheij, y uno de los elementos terroristas del grupo “Estado Islámico de Irak y del Levante” (ISIL, por sus siglas en inglés), vinculado a Al-Qaeda.
Alrededor de 100 mil militantes, fragmentados en 1000 grupos, están luchando en el territorio árabe contra el Gobierno y el pueblo sirios, según los extractos del estudio realizado por la defensa consultora IHS Jane, que se publicaron el 16 de septiembre último.
De acuerdo a las estimaciones de IHS Jane, unos 10 mil militantes están luchando por los grupos afiliados a Al-Qaeda como el Frente Al-Nusra.
Siria ha sido testigo de fuertes disturbios desde marzo de 2011. De acuerdo con varios informes, los poderes occidentales y sus aliados regionales, en particular Catar, Arabia Saudí y Turquía, están apoyando a los militantes que operan dentro de Siria para derrocar al presidente Bashar al-Asad.
Según los datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), más de 100,000 personas han muerto y un total de 7,8 millones de personas ha sido desplazada por la violencia.
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