Publicado 31 diciembre 2017 (Hace 1 hora 53 minutos)
Ante
la arremetida del neoliberalismo en la región, los movimientos y
organizaciones sociales mantienen vigentes el legado e ideal
antiimperialista de la Revolución Cubana
El 1 de enero de 1959 las fuerzas del Ejército Rebelde encabezadas por Fidel Castro ingresan victoriosas la ciudad de Santiago de Cuba marcando el triunfo de la Revolución Cubana.
El proceso revolucionario cubano fue el hecho político más poderoso y que mayor impacto causó en América Latina, a lo largo de la segunda mitad del siglo 20, por que sus líderes supieron expresar las contradicciones no resueltas entre los Estados Unidos y los demás países de la región.
La
consolidación del proceso revolucionario cubano y su legado en
latinoamérica fue en parte el resultado de la política injerencista de
Estados Unidos que, sin respetar los principios de la soberanía
nacional y de la autodeterminación de los pueblos, no aceptaron los
actos ni reformas políticas, sociales y económicas emprendidas por Fidel
Castro tras el triunfo de la Revolución Cubana.
>> 61 años del histórico desembarco del Granma en Cuba
Para el sociólogo brasileño Emir Sader la influencia de la Revolución Cubana en Latinoamérica fue superior a la que tuvo la Revolución Rusa en Europa en su tiempo.
La politóloga chilena Marta Harnecker pone el énfasis en que el triunfo de la Revolución Cubana quebró el fatalismo de la izquierda latinoamericana, acomplejada ante la potencia de Estados Unidos y el recurso de las dictaduras por parte de las oligarquías.
Para Fidel la unidad de América Latina y, más aún, la de los pueblos y naciones del por entonces llamado Tercer Mundo, era esencial. Por eso creó la Tricontinental en enero de 1966, para apoyar y coordinar las luchas de liberación nacional en África, Asia , América Latina y el Caribe.
El
líder de la Revolución Cubana sabía que la unidad regional era
imprescindible para contener y derrotar al imperialismo estadounidense.
>> Fidel: La historia lo absolvió
A finales del siglo XX Latinoamérica viró a la izquierda gracias en parte a la llegada al poder de presidentes progresistas como Hugo Chávez (Venezuela), Nestor Kirchner (Argentina), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil) por citar algunos quienes hicieron frente a la política intervencionista y divisionista de Estados Unidos en América Latina.
La creación de mecanismos de integración como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (2002) ALBA-TCP, la Unión de Naciones Suramericanas en 2008 (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeño 2010 (Celac) responden a la idea expresada en Cuba de unión entre las naciones latinoamericanas para hacer enfrentar a Estados Unidos.
Ante a la arremetida de la derecha con la instauración por vía democrática o fáctica de gobiernos neoliberales, los movimientos y organizaciones sociales se han movilizados para hacer frente a las políticas impopulares que buscan impulsar un agenda pro estadounidenses.
>> Latinoamérica se une para homenajear al comandante Fidel Castro
Las organizaciones sociales se han inspirado en los ideales revolucionarios para denunciar y luchar contra las imposiciones neoliberales promovidas desde Washington por lo que el legado dejado por Fidel Castro y la Revolución Cubana sigue presente en la región.
El proceso revolucionario cubano fue el hecho político más poderoso y que mayor impacto causó en América Latina, a lo largo de la segunda mitad del siglo 20, por que sus líderes supieron expresar las contradicciones no resueltas entre los Estados Unidos y los demás países de la región.
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Para el sociólogo brasileño Emir Sader la influencia de la Revolución Cubana en Latinoamérica fue superior a la que tuvo la Revolución Rusa en Europa en su tiempo.
La politóloga chilena Marta Harnecker pone el énfasis en que el triunfo de la Revolución Cubana quebró el fatalismo de la izquierda latinoamericana, acomplejada ante la potencia de Estados Unidos y el recurso de las dictaduras por parte de las oligarquías.
Para Fidel la unidad de América Latina y, más aún, la de los pueblos y naciones del por entonces llamado Tercer Mundo, era esencial. Por eso creó la Tricontinental en enero de 1966, para apoyar y coordinar las luchas de liberación nacional en África, Asia , América Latina y el Caribe.
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A finales del siglo XX Latinoamérica viró a la izquierda gracias en parte a la llegada al poder de presidentes progresistas como Hugo Chávez (Venezuela), Nestor Kirchner (Argentina), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil) por citar algunos quienes hicieron frente a la política intervencionista y divisionista de Estados Unidos en América Latina.
La creación de mecanismos de integración como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (2002) ALBA-TCP, la Unión de Naciones Suramericanas en 2008 (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeño 2010 (Celac) responden a la idea expresada en Cuba de unión entre las naciones latinoamericanas para hacer enfrentar a Estados Unidos.
Ante a la arremetida de la derecha con la instauración por vía democrática o fáctica de gobiernos neoliberales, los movimientos y organizaciones sociales se han movilizados para hacer frente a las políticas impopulares que buscan impulsar un agenda pro estadounidenses.
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